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UN VERANO SIN SUSTANCIA

UN VERANO SIN SUSTANCIA

Un été brûlant, de Philippe Garrel, podría haber sido el retrato descarnado y amargo de la ruptura de una pareja, el pintor Frédéric (Louis Garrel) y su esposa Angèle (Mónica Bellucci), así como la descripción de un nuevo amor, el de Paul (Jérôme Robart) con Élisabeth (Céline Sallette). No obstante, la película se queda en agua de borrajas en todos los aspectos.

En primer lugar, en el retrato de los cuatro personajes principales, muy superficial y maniqueísta, ninguno de ellos consigue despertar la empatía ni siquiera la antipatía de los espectadores. Están tan mal interpretados, seguramente por un problema de dirección de actores, pues éstos están solventes en otras películas. Louis Garrel estaba sensible en La belle personne, de Christophe Honnoré; Céline Sallete nos encantó en el Capital, de Costa-Gavras; y Monica Bellucci estaba especialmente intensa en Flash-Back (El apartamento), de Gilles Mimouni, por citar algunos de sus trabajos anteriores. En esta película, las dos parejas están desangeladas, como si estuviesen desmotivadas y no sintieran ni se creyeran sus roles, incapaces de imprimir emociones verdaderas.

También es cierto que el guión es demasiado simplista y reduccionista. No entendemos cómo se pueden apuntar tal sucesión de ideas rancias y reaccionarias sobre el papel de los hombres y de las mujeres en las relaciones, cómo se puede ser tan maniqueísta y reduccionista a la hora de describir el amor, el sexo, las infidelidades y las inseguridades dentro de una pareja. Es por todo ello, y también por una realización plana y sin nervio que esta película nos ha parecido tan insustancial y tan poco interesante. Le falta garra, brío y personalidad para ser una propuesta de cine de autor intensa e introspectiva como esperábamos. Una gran decepción y una verdadera lástima, pues no esperábamos más y mejor.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Garrel y Bellucci, lejos de despertar morbo, provocan desinterés en el espectador.

EL PRECIO DE LA LIMONADA

EL PRECIO DE LA LIMONADA

Después de una etapa fuera de la industria, Gus Van Sant vuelve al mainstream para seguir su búsqueda de los sentimientos que mueven a las personas. En Tierra Prometida nos cuenta la historia de Steve Butler (Matt Damon), un ejecutivo de una multinacional llamada Global que llega a un pueblo con su compañera de trabajo, Sue Thomason (Frances McDormand), para comprar los derechos de perforación a los propietarios de las tierras, casi todos ganaderos. Steve intentará convencer a la gente de los beneficios de perforar sus tierras aprovechándose de la precaria situación que la crisis económica ha dejado a sus habitantes pero...¿ A qué precio?

Como podéis ver, una premisa muy de telefilm al que, sin embargo, tanto guionistas como director saben huir de los tics propios de un producto de esa índole. El director de Gerry pone la puesta en escena, disfruta filmando paisajes bucólicos y se pone en la piel en un buen artesano; sabiendo, sin embargo, que éste es sobre todo un film de guión y actores, donde secundarios como Frances McDormand, Hal Hoolbrook (Hacia rutas salvajes) o John Krasinki (Jim Halpert de la serie The Office) tienen que brillar con luz propia para cautivar el espectador. Y lo hacen. Con creces.

En mi opinión, no destaca tanto en el reparto el líder del elenco: un Matt Damon que aunque está correcto, me parece que tiene un perfil demasiado frágil para la dicotonomía que nos tiene que presentar su personaje. Quizá sea el punto mas flaco de una muy buena película cargada de buenas intenciones, en dónde habitan roles perfilados con inteligencia y algún giro que la hace huir de lo previsible, sin que el relato pierda sensación de coherencia. Algo que el Matt Damon guionista -puesto que es él quien firma el libreto junto a otro de sus intérpretes, John Krasinski- hace con una comodidad pasmosa. Seguramente, porque como en el film, él también sabe el precio de la auténtica limonada...

JOAN BOTER ARJONA.-

Pie de foto: Matt Damon y Frances McDormand, ¿en tierra hostil?

LOS ZOMBIES TAMBIÉN TIENEN SENTIMIENTOS

LOS ZOMBIES TAMBIÉN TIENEN SENTIMIENTOS

Por todos es sabido que estos últimos tiempos el subgénero de los muertos vivientes ha experimentado un boom. Desde literatura que anuncia el Apocalipsis zombie como el futuro más probable de la Humanidad, hasta el éxito de la serie Walking Dead e incluso en los próximos meses se estrenará World War Z. También se han hecho versiones más heterodoxas, como es el caso de Bienvenidos a Zombieland, de Ruben Fleischer, en clave de comedia de acción, o Juan de los muertos, de Alejandro Brugués, cuyos protagonistas eran los zombies de la Habana. 

En Memorias de un zombie adolescente, de Jonathan Levine, se nos ofrece una nueva vuelta de tuerca al subgénero. La vamos a denominar "rom-zom", al tratarse de una comedia romántica que nos explica la relación entre una chica "viva" y un muerto viviente con aspiraciones de llegar a ser algo más que un cadáver que se alimenta de sesos y de carne humana.

Con sólo comenzar la película nos damos cuenta por dónde va a ir la historia, al introducirnos la voz en off relatando los pensamientos de R, el zombie protagonista (el cada vez más ascendente Nicholas Hoult, pues le hemos visto en Jack el Cazgigantes y es Bestia en X Men). El espectador ya se percata que este muerto viviente es distinto, que no se conforma con su inevitable destino. Pero no será hasta que conozca a Julie (Teresa Palmer), la hija del líder de la resistencia humana frente al Apocalipsis zombie (interpretado por John Malkovich), que no descubrirá qué potencialidades tiene en realidad. 

Esta historia de amistad y amor por encima de las diferencias, se burla de los tópicos del subgénero y de los zombies (de su aspecto, de su manera de proceder, de sus hábitos) y nos presenta un esperanzado relato en el que se pueden subvertir las reglas tradicionales y lo que se espera del subgénero. Ésta es ante todo una película que pretende, a través de los sentimientos, explicar que otra Humanidad es posible: más solidaria, más cooperativa, más unida y que, a veces, no hay que fiarse de las apariencias sinó del interior de los seres.

En este relato interesa destacar el poder del amor, la fuerza de los buenos sentimientos y la lucha contra la propia naturaleza en pos de la aceptación social. Así pues, el que se espere horror, gore sanguinoliento, cuerpos desmembrados y litros de hemoglobina, con esta película va a salir decepcionado. En cambio, a los no fans del subgénero o aquellos que busquen una mirada nueva y original, seguro que le va a agradar.

SONIA BARROSO.- 

Pie de foto: R, un zombie evolucionado y con sentimientos.

UNA GENERACIÓN ARDOROSA Y DOLIENTE

UNA GENERACIÓN ARDOROSA Y DOLIENTE

On the road, de Walter Salles, inspirada en el manifiesto fundacional del mismo nombre, del escritor Jack Kerouac nos pretende acercar al modo de vivir de toda una generación: los beats de finales de los 40, espíritus libres, indómitos, con ganas de experimentar y buscar en el amor y el sexo, en las drogas, en los viajes, etc. la inspiración y la espontaneidad necesaria para su creación.

Aunque en ningún momento se refiere explícitamente a Jack Kerouac, sinó que se trata de un trasunto de este beatnic, aquí con el nombre de Sal Paradise (Sam Riley). La película es una crónica de la amistad de Sal con Dean (en realidad Neal Cassidy), un hedonista joven que vive el hoy y el ahora con intensidad. Los viajes de estos dos chicos, sea en conjunto o por separado, sus relaciones con las mujeres, especialmente la de Dean con MaryLou (Kristen Stewart) y con Camille (Kristen Dunst), así como su amistad con otros colegas de generación, su relación con las drogas (como la marihuana y la bencedrina) conformarán un mosaico de sensaciones y vivencias que les ayudarán a tomar conciencia de la realidad y del mundo que les rodea. 

En este periplo vital de búsqueda de sentido de la existencia, hay dolor, melancolía, desarraigo, frustración, oportunidades vividas y otras perdidas. Así pues, esta cinta relata el sentir de esta juventud ardorosa y doliente, con ganas de comerse el mundo y de buscar una vía de canalización literaria y de inspiración para todo aquello que llevan dentro. 

La película, esencialmente, es un deambular carretera arriba y abajo de estos dos personajes, que toma especialmente interés por las buenas interpretaciones de Sam Riley, Garret Hedlund, de Kristen Stewart  y Kristen Dunst, así como por las apariciones intensas de Viggo Mortensen, Amy Adams y Steve Buscemi. Esta bien realizada e interpretada, aunque echamos de menos un poco de emoción en el relato, pues todo se nos cuenta de manera ordenada, linial y, por qué no decirlo, con una cierta distancia y poca implicación emocional. No obstante, sirve como aproximación a la generación beat, que serviría de modelo para los movimientos hippies de los 60. 

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Una juventud en busca del sentido de la existencia.

UNA HISTORIA DE VIOLENCIA

UNA HISTORIA DE VIOLENCIA

Santiago A.Zannou se reveló como un autor personal y a tener en cuenta con El truco del manco, donde abordaba, de manera un tanto biográfica, acercándonos a la historia de superación personal de El langui, discapacitado, D.J. y rapero español. En esta ocasión, parte de la novela con algunos tintes autobiográficos, de Carlos Bardem, para articular otro drama de superación personal con múltiples capas: el de Julián (Álex González), un joven que pertenece a un grupo neonazi, que decide vehicular toda la violencia y odio y canalizarla en el boxeo. Los entrenamientos por parte de Carlomonte (Carlos Bardem), un ex-boxeador retirado, y un nuevo amor, Alyssa (Judith Diakhate) le harán plantearse la posibilidad de una nueva vida. 

La película tiene un arranque impactante, poniendo en la palestra el discurso ideológico fascista de Solís (interpretado por Javier Bardem). Este personaje le sirve a Zannou para hacer una crítica sobre los movimientos fascistas que están resurgiendo estos últimos años en Europa a causa de la gran oleada de immigrantes. Alimentados por la crisis, la desilusión y la falta de oportunidades de algunos jóvenes de entornos desestructurados encuentran en el grupo neonazi y en las acciones violentas una manera de canalizar todos sus problemas, su dolor y la falta de oportunidades que su mundo les arrebata.

Así mismo, al director no le tiembla el pulso a la hora de retratar algunos asaltos violentos a personas de otras etnias (negros,árabes, etc) para introducirnos en el mundo de dos personajes radicalmente distintos: el de Luís (un acertado Miguel Ángel Silvestre), un neonazi convencido, que nos recuerda al protagonista de La naranja mecánica, pues justifica y ejerce la violencia por la violencia y el de su amigo Julián (Ález González da la talla en un papel muy exigente a nivel físico), quien, como el protagonista de American History X, acaba por ver un sinsetido en todo ello. A su vez, comienza a abrir su mente al boxeo como disciplina. 

El drama social del individuo se alterna con el drama pugilístico del protagonista y su drama intimista. La película no es redonda ni perfecta,pues no de despega del todo de los clichés de este tipo de cintas, aunque sí resulta efectiva para denunciar unas circunstancias sociales alarmantes y relatar el proceso de superación y redención del individuo a través del deporte y del amor de una joven mulata. 

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Una de las fuerzas redentoras del protagonista será encontrar un amor.

¡ABUELETES EN ACCIÓN!

¡ABUELETES EN ACCIÓN!

Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin son tres abueletes de celuloide, tres actores ilustres que han demostrado su solvencia a lo largo de su dilatada carrera. El director Fisher Stevens los ha reunido en Tipos legales, una comedia de acción, en el que tres mafiosetes ya ancianos pasan las mil y una.

La trama es sencilla: Val (Al Pacino), sale de la cárcel tras cumplir condena durante 28 años. Afuera le esperan sus amigos de tropelías, Hirsch (Alan Arkin) y Doc (Christopher Walken), quien recibe la misión por parte de su jefe de matar a su amigo Val. Tiene 24 horas para cometer dicho "encargo". Ese último día de sus vidas lo pasarán a lo grande: alcohol, fiestas, mujeres, robos, etc sin pensar en el mañana.

La cinta tiene un espíritu lúdico y festivo, lleno de camaradería entre los tres viejos sabuesos, a veces se acerca más a una típica buddy-movie (algunos momentos nos recuerdan al espíritu de Space Cowboys, de Clint Eastwood) y en otras, a una wolf-movie, tipo Resacón en Las Vegas. Además, la película sirve para reflexionar sobre la edad, el paso del tiempo y la proximidad de los protagonistas con la muerte.

Pero nada de ellos es serio, por lo tanto, si el espectador quiere disfrutarla tendrá que dejarse llevar por un Al Pacino, totalmente pasado de rosca, que se erige como el rey de la función, un Chris Walken más serio y mesurado y un Alan Arkin, muy alejado de sus papeles célebres y divertidísimos en Pequeña Miss Sunshine o Argo, pues es un personaje con poca entidad, casi testimonial. 

Así pues, aunque todos los gags no son acertados (y algunos no hacen demasiada gracia), la presencia de estos tres grandes del cine y el alma gamberra del relato pueden justificar el visionado de una película, tan destroyer como predecible. Eso sí, con un tramo final que no tiene desperdicio.

JR PALOMAR.-

Pie de foto: Walken, Pacino y Arkin, tres abueletes con ganas de marcha.

PASTICHE INTERGALÁCTICO

PASTICHE INTERGALÁCTICO

Oblivion, de Joseph Kosinski (Tron Legacy), está basada en una novela gráfica de ciencia-ficción, obra del mismísimo director, que lleva el mismo título. La trama, algo rocambolesca nos explica que la Tierra está desierta tras un ataque de una raza alienígena a la Luna y posteriormente, a la Tierra.

El héroe de la historia es Jack Harper, un Tom Cruise, del cuál se vuelve a decir que ha rodado todas sus escenas de acción sin dobles, que se encarga de liderar una misión para conseguir obtener los últimos recursos para subsisitir. Jack comenzará a dudar sobre el sentido de su vida cuando conoce a una chica (Olga Kurylenko), que viaja en una cápsula espacial que choca contra ellos y se tendrá que enfrentar, a su vez, al jefe de la resistencia, interpretado por Morgan Freeman.

¿Qué tiene Oblivion de especial? Ser la primera de toda una serie de películas de ciencia-ficción apocalíptica que nos van a llegar los próximos meses, tales como Star Trek: into the Darkness; de J.J. Abrams, After Earth, de M.Night-Shyamalan; Elysium, de Neil Blomkamp, El juego de Ender, de Gavin Hood o World War Z, de Marc Forster. 

Al verla, uno tiene la sensación que la cinta no aporta nada nuevo al género, pues la rebelión entre los hombres y las máquinas ha sido fruto de muchas otras obras mayores, desde Alien o Prometheus, hasta Blade Runner, pasando por Matrix o Terminator. Quizás, por destacar algún elemento, os diremos es la única película de sci-fi rodada a la luz del día y en los espectaculares escenarios naturales de Islandia. 

Los efectos especiales son correctos y las escenas de acción están bien rodadas, pero los actores no aportan apenas matices a sus personajes. Incluso están mejor y más logrados los papeles femeninos de Olga Kurylenko y de Andrea Riseborough, que el propio Cruise y Freeman que ruedan sus escenas con el piloto automático puesto, sin creerse ni implicarse mucho en lo que nos están contando.

La cinta, que dura algo más de dos horas, se sigue con relativo interés, pues muchas veces resulta cansina y abrumadora, pues resulta un pastiche intergaláctico poco inspirado. No obstante, los amantes del género encontrarán referencias cinéfilas en la película, no muy difíciles de descubrir, que merecen la pena. Aunque, personalmente, disfruté más con el visionado de Prometheus, cinta imperfecta pero mucho más sugerente y prometedora que ésta.

JR PALOMAR.-

Pie de foto: Kurylenko y Cruise, cara a cara en Oblivion.

NUEVO POEMA VISUAL DE MALICK

NUEVO POEMA VISUAL DE MALICK

Vuelve Terrence Malick, uno de los autores más personalísimos del panorama actual. Un director misterioso y sugerente, que nunca deja al público a media tintas: no hay término medios con su cine. Lo amas o lo odias. Le descubrí hace ya unos años en La delgada línea roja, aquella película era mucho más que el relato de la batalla de Guadalcanal, era un torrente de sensaciones resultantes del encuentro entre los hombres (en aquel caso, los soldados) y la naturaleza. Cada fotograma estaba impregnado de poesía visual y de lirismo.

En El nuevo mundo volvía a explicarnos, casi sin palabras, más que las imprescindibles, la historia de amor entre el capitán John Smith y Pocahontas. Quizás su obra más ambiciosa hasta la fecha (y también muy pretenciosa para muchos espectadores) sea El árbol de la vida, en ella Malick nos sumergía en la fascinación que produce el origen del Universo e iba de lo general a lo particular, al explicar la historia de una familia, con un padre muy autoritario, en la América profunda de los 50. 

En To The Wonder, su película de estreno, Malick reincide en sus temas y en su aspecto formal, al presentarnos la historia de amor de dos seres, Neil (Ben Affleck) y Marina (una fascinante Olga Kurylenko, más bella y etérea que nunca), apenas sin palabras y con mucha voz en off, desde que se conocen y se enamoran en la Ciudad del Amor y de la Luz, en , hasta que se trasladan a vivir a Estados Unidos, donde él trabaja. A través de las imágenes, vamos descubriendo, de manera no lineal en muchos casos, y como si de un mosaico impresionista se tratara, las luces y sombras, los anhelos, tristezas y alegrías que nos puede proporcionar el amor: Una fuerza que emerge como un torrente liberador maravilloso, pero que también puede condenar al más grande de los sufrimientos y de la destrucción.

La historia se completa con dos personajes más, el de Rachel McAdams, un amor de juventud de Neil, que reaparece en su vida y el del Padre Quintana (Javier Bardem). Algunos se preguntarán qué significa que aparezca Bardem haciendo de cura. La película nos pone ante los ojos la crisis espiritual de los valores de Occidente y nada mejor que este religioso para dar rienda suelta a todas las contradicciones y la pérdida de lo esencial que está viviendo el mundo contemporáneo. 

Así pues, los que aprecien los poemas visuales sugerentes de Malick, están de enhorabuena, aunque quizás To the wonder esté, a nivel de contenido, un paso por detrás de algunas de sus obras, el director sigue coherente con su discurso formal y narrativo, proporcionándonos algunas de las imágenes más bellas y románticas que ha dado el cine en la actualidad.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: To the wonder: Una historia de amor salpicada de imágenes fascinantes. 

TODO EL SENTIR DE UN PAÍS EN VÍAS DE RECOMPOSICIÓN

TODO EL SENTIR DE UN PAÍS EN VÍAS DE RECOMPOSICIÓN

Barbara, de Christian Petzold, -quién obtuvo el Oso de Plata al mejor director en la Berlinale de 2011- nos explica la historia de una doctora quien, mientras espera en la Alemania Oriental para pasar al otro lado y huir, desde allí, a Dinamarca con su novio, comienza a trabajar en un pequeño hospital de un tranquilo pueblo costero. Será allí, donde Barbara comenzará a replantearrse su futuro, a partir del contacto con un cirujano, con el que entablará una estrecha relación más allá de lo laboral y con una paciente, quienes le harán ver y reflexionar su primera decisión.

Nina Hoss, actriz alemana conocida por La mujer del anarquista, Las partículas elementales o La Masai Blanca, vuelve al terreno que se le da mejor: el melodrama introspectivo. Su trabajo interpretativo es clave para entender a esta mujer, atrapada entre dos mundos (representados por las dos Alemanias) en el año 1980, que busca encontrarse a sí misma, así como definir su identidad.

Barbara transita por numerosos estados de ánimo: desde el miedo a lo desconocido, hasta la esperanza, el sentimiento amoroso, el valor de hacer lo correcto, la amistad, la solidaridad, etc. En su mirada y en sus silencios -a veces más que en lo que se dice- podemos llegar a comprender y extrapolar la situación de muchas otras personas atrapadas en una situación de incertidumbre similar, movidos por los acontencimientos socio-políticos y las circunstancias externas que les tocó vivir. 

Así pues, la cinta, minimalista y despojada de todo artificio y de grandilocuencia, pero llena de riqueza en su contenido, nos presenta esta mujer como símbolo y metafora de todo el sentir de una Alemania dividida y, la cuál, por consiguiente, debía ser recompuesta como las piezas de un puzzle. 

JR PALOMAR.-

RICARDO DARÍN RESUELVE UN CRIMEN PERFECTO

RICARDO DARÍN RESUELVE UN CRIMEN PERFECTO

Tesis sobre un homicidio, de Hernán Golfrid, es un thriller argentino sobre un crimen perfecto. Universidad de Buenos Aires, un brillante profesor de derecho y jurista, Roberto Bermúdez (Ricardo Darín) es testigo de un macabro descubrimiento: el cuerpo de una joven asesinada y torturada a las puertas de la facultad. El resto de sus alumnos está también presente. Entre ellos, un inteligente a la vez que maquiavélico y misterioso estudiante, Gonzalo (Alberto Ammann), hijo de un compañero de profesión, del que Bermúdez comienza a tener serias sospechas.

Al director no le importa que el espectador se pregunte durante todo el metraje quién fue el asesino, sinó que nos resuelve la custión en el planteamiento de la cinta. Golfrid realmente está interesado en el juego de ajedrez entre maestro y alumno, entre cuyas piezas claves estará Laura (Calu Rivero), la bella hermana de la joven asesinada.

La película recorre la obsesión de este abogado por resolver este caso porque cree que su discípulo aventajado le ha desafiado con sus insinuaciones. Poco a poco, ciertos detalles y pistas van entramando una tela de araña que conducirán hasta un desenlace, que consideramos, demasiado imperfecto e insatisfactorio.

Hitchcock y los mecanismos para descubrir al culpable presentes en La soga planean en este ejercicio de cine negro y de suspense. Así pues, no es una película ni brillante ni original, pues de crímenes perfectos, víctimas inocentes, verdugos con piel de cordero e investigadores eminentes la historia del cine va bastante bien servida.

¿Entonces cuál es su gracia? Sin duda, comprobar con qué solvencia y aplomo, una vez más, Ricardo Darín vuelve a convencer y a implicar al espectador en sus pesquisas. Sin duda, su notable trabajo es uno de los motivos por los que vale la pena acercarse a este thriller. Frente a él, Alberto Ammann está simplemente correcto, tiene un par de miradas y escenas inquietantes, pero creemos que siempre está dos pasos por detrás, así como Calu Rivero, muy bella, pero a la que le falta experiencia. 

Así pues, si sois fans de Darín y os apasiona este tipo de thrillers, la visita al cine puede estar más que justificada. Pero los que buscabáis una vuelta de tuerca más original al género, no la vais a encontrar. Es más, puede que os sintáis defraudados con el desenlace de los acontecimientos.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Maestro y discípulo ante un crimen perfecto.

FÁBULA FUTURISTA DE BELLEZA EVOCADORA

FÁBULA FUTURISTA DE BELLEZA EVOCADORA

El futuro de la Humanidad. Dos mundos diferenciados (y aparentemente irreconciliables): el mundo superior -más rico y tecnificado- y el mundo inferior -menos desarrollado y tradicional-. Adán (Jim Sturgess), un joven del mundo inferior, soñador y lleno de creatividad conoce en su adolescencia a Edén (Kirsten Dunst), una hermosa chica del mundo superior. Un terrible accidente les separa. 10 años después, Adán es capaz de superar las leyes de la gravedad que le anclan a su mundo y decide irse a trabajar a la empresa Intermundo para encontrarla. 

Así pues, Un amor entre dos mundos, el debut en el largo de Juan Solanas, es una fábula fantástica y romántica, cuyo mayor acierto es su excelente diseño de producción y su capacidad para crear imágenes de gran belleza y poder visual, que perdurarán en la retina del espectador. 

A pesar de tener un planteamiento más que prometedor e ideas bastante atractivas, como las que hacen referencia al mundo del trabajo, a la diferencia de clases y de jerarquías sociales, la trama evoluciona a trompicones, con momentos bastante inspirados (e incluso algunos curiosos toques de humor, salvados por el buen hacer de Jim Sturgess y Timothy Spall) y otros en los que parece que las lagunas de un guión bastante irregular ni las escenas más visualmente impactantes e imaginativas son capaces de suplir estas carencias argumentales. 

Eso sí, aquellos espectadores románticos empedernidos encontrarán una bella historia de amor imposible, un Romeo y Julieta futuristas de lo más naif e inocente, pues los personajes, especialmente el de Adán, están llenos de candidez y encanto. Incluso los besos entre los protagonistas son de lo más surrealista y artístico. 

No obstante, la historia desaprovecha su potencial para hacer una crítica consistente sobre la diferencia de estratos sociales y las tensiones y conflictos laborales, pues, como hemos apuntado, el guión no da para mucho, no nos permite ni ahondar en los temas en los que tímidamente pasa de puntillas, y sólo son sus imágenes las que resultan hermosamente evocadoras. 

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Adán y Edén, destinados a amarse por encima de las leyes de la gravedad. 

THRILLER SANITARIO DE ARRANQUE PROMETEDOR

THRILLER SANITARIO DE ARRANQUE PROMETEDOR

Efectos secundarios, de Steven Soderbergh, inevitablemente nos remite a otro de sus títulos anteriores, Contagio, en el que un grupo de personajes tenía que hacer frente a un misterioso virus que desencadenaba una pandemia global. En ella, el director desgranaba, con la frialdad de un escalpelo al hundirse en la carne de un paciente y desde múltiples puntos de vista -el de las víctimas, sus familiares, los doctores e investigadores, etc- las causas y consecuencias de una epidemia tan devastadora.

En este caso, la película nos plantea una serie de cuestiones más que interesantes para la reflexión. ¿Qué efectos tiene la depresión sobre una persona, en este caso, sobre una joven cuyo esposo acaba de salir de la cárcel después de cuatro años?, ¿cómo le afecta su entorno en su estado de ánimo?; ¿qué consecuencias tiene la nueva medicación sobre su conducta? Incluso plantea cuál es el papel de las farmacéuticas en la supuesta "sanación" de los individuos.

Con un plano inicial de arranque bastante revelador, la cinta va in crecendo a ritmo de thriller sanitario. Se nos presenta, muy al estilo Hitchcock, a una paciente-víctima o falso culpable, Emily (Rooney Mara), y al Dr. Banks (Jude Law), un psiquiatra obsesivo que tratará por todos los medios de descubrir la verdad a la par que limpiar su reputación por los "efectos secundarios" de la medicación sobre su joven paciente. El tercer vértice de la historia es el marido de ella (Channing Tatum), el personaje que queda más desdibujado de la función, que se convierte en un mero instrumento para desencadenar la trama.

En la segunda parte de la película, sobre todo cuando el personaje de Catherine Zeta-Jones (Dra. Sieberg) toma relevancia, se nos presentan toda una serie de obsesiones, traiciones, mentiras, que nos recuerdan a un telefilm de sobremesa más convencional. El thriller sigue siendo distraído, pero no es tan apasionante y prometedor como en sus inicios. Soderbegh desaprovecha su intrigante material de partida para confluir en un drama de suspense al uso, eso sí, realizado con la perfección técnica y el brío narrativo a los que nos tiene acostumbrados.

Por ello, la película es mucho más recomendable que sus últimas propuestas, Haywire y Magic Mike, aunque eso sí, menos trepidante que Contagio. Una lástima que el director que debutó con la excelente Sexo, mentiras y cintas de vídeo, no decida poner toda la carne del asador hasta el final y que nos deje con un thriller correcto, pero lleno de tópicos y de lugares comunes del género.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Emily, una presunta víctima de una depresión de efectos devastadores.

FESTÍN HEMOGLOBÍNICO BRUTAL

FESTÍN HEMOGLOBÍNICO BRUTAL

Corría el año 1981, cuando un entonces desconocido Sam Raimi dirigía su primera película, Posesión infernal, un compendio de escenas de horror y gore con bastantes toques de humor, en la que un grupo de jóvenes incautos tenían que hacer frente a una terrible posesión demoníaca. Este debut le convertió en un director muy prometedor.

32 años después Bruce Campbell, uno de los protagonistas de Posesión Infernal, ejerce tareas de productor e intenta desempolvar uno de los éxitos de su juventud para las nuevas generaciones. Para repetir la fórmula del éxito, cuenta, de nuevo, con un director debutante, Fede Álvarez, con una de las guionistas de moda, Diablo Cody (autora de Juno y de Young Adult) y con el beneplácito de uno de los padres originales de la criatura: Sam Raimi.

Shiloh Fernández, Jessica Lucas y Jane Levy -la poseída-, son algunos de los actores que dan vida a los nuevos jóvenes que se van a una cabaña para desintoxicarse y desconectar de todo. Tras el encuentro de un extraño libro en el sótano, acaban por invocar al diablo con las funestas consecuencias que se derivan de tal horrendo acto.

Posesiones, mutilaciones y desmembramientos varios, muertes de lo más truculentas, entierros salvajes y hemoglobina a borbotones son algunos de los ingredientes de este cóctel gore. todo ello servido con un ritmo trepidante y una banda sonora de violines a cargo del español Roque Baños, para intentar producir escalofríos y revolver el estómago a aquellos espectadores más (in)sensibles. 

Los amantes de los festines más sangrientos están de enhorabuena, pues la película plantea algunas secuencias de lo más explícitas y desfasadas, yendo al grano, sin contemplaciones ni remilgos.Tampoco hay tiempo para bromas y chistecitos. Además, los más cinéfilos encontrarán algunas sorpresas y homenajes. Atención: aconsejamos no huir despavoridos del asiento, sinó tener paciencia y quedarse hasta los créditos finales.

Y para los que aún les ha sabido a poco, el productor Bruce Campbell ha confirmado recientemente tres secuelas más. 

JR PALOMAR.-

Pie de foto: La poseída de la nueva Evil Dead.

GRANDES ESPERANZAS: LAS ADAPTACIONES DE LA OBRA DE DICKENS

GRANDES ESPERANZAS: LAS ADAPTACIONES DE LA OBRA DE DICKENS

Con la de Mike Newell, se añade una más a las adaptaciones de la obra de Dickens para la gran pantalla, si dejamos de lado el gran número de miniseries y versiones televisivas. Lo cierto es que, tarde o temprano algún director se ve atraído por esta historia de penurias, desdichas y corazones rotos, y la novela vuelve a nuestras pantallas.

Los protagonistas de la historia son Philip Pirrip, "Pip", un huérfano que vive con su hermana y que conocerá a un viejo convicto escapado de un barco-prisión. El viejo le pide al niño que le consiga comida y un instrumento para que pueda liberarse de sus grilletes. Cuando más tarde Pip acude a casa de la Señorita Havisham, una mujer de mediana edad, con la que juega a las cartas para entretenerla, Pip conoce a Estella, de quien se enamora perdidamente. Estella, influida por Havisham, tratará con crueldad a Pip…Y para el resto, acudid a la biblioteca, o bien a a los cines.

Primeras adaptaciones

Robert G. Vignola y Paul West fueron los primeros en adaptar Grandes Esperanzas. Era el año 1917, y la película daría a su protagonista, Jack Pickford, el empuje a una carrera de ensueño que él mismo trunco con sus problemas con el alcohol, las drogas y las mujeres. Como era habitual en aquella época, los estudios ocultaron las desdichas de su estrella. Esta primera adaptación duraba 50 minutos y era muda.

Como muda era también la adaptación danesa de 1922 (dirigida por A.W. Sandberg), poco conocida para el gran público, pero que está considerada una buena adaptación, en la que los recursos cinematográficos combinan acertadamente con los literarios.

Años después llegaría una segunda adaptación hollywoodiense, esta vez de la mano de Stuart Walker, sonora y en blanco y negro. La película se permitía ciertas licencias, como el mostrar a una Miss Havisham más excéntrica que loca, que no parece responsable de las desdichas de Pip y Estella,

David Lean también adapta a Dickens

En 1946 y con producción británica, David Lean lograba una cuidada adaptación, que quizás resultaba menos fiel a la novela que sus predecesoras, pero en la que el discurso cinematográfico de su director suplía con creces ese posible defecto. Titulada en España Cadenas Rotas, logró cinco candidaturas a los Oscars (incluyendo Mejor Película y Mejor Director). Finalmente, logró dos estatuillas (Dirección Artística y Fotografía).

La película tiene todos los ingredientes del cine de Lean: fotografía cuidadísima, una atención al detalle en la dirección artística, etc. Además, no sería el único Dickens que adaptaría, puesto que años más tarde llevaría a la gran pantalla Oliver Twist (1948). La cinta fue alabada por la crítica desde el momento de su estreno, y a día de hoy sigue gozando de muy buena valoración entre críticos y cinéfilos, que en muchas ocasiones subrayan la ausencia de esa aparatosidad tan presente en las obras posteriores de Lean. En realidad, se la considera una de las adaptaciones más brillante de la toda la obra de Dickens.

El reparto contaba con Tony Wager y Jean Simmons como los jóvenes Pip y Estella, John Mills y Valerie Hobson interpretando los mismos personajes ya más maduros. Hay que destacar también la presencia de Alec Guinness, en el primero de sus seis trabajos con David Lean.

Alfonso Cuarón y su penúltima adaptación

Tras la cinta de David Lean, la novela conoció varias adaptaciones para la televisión, pero habría que esperar más de cincuenta años para que otro proyecto, esta vez dirigido por el mexicano Alfonso Cuarón, la llevara de nuevo a la gran pantalla. La película, de 1997, contaba con Anne Bancroft y Robert de Niro que secundaban a la pareja protagonista: Ethan Hawke y Gwyneth  Paltrow.

El de Cuarón es un ejercicio de estilismo, con la obra de Dickens como excusa, ya que se trata de una interpretación bastante libre de la novela, más interesada en el aspecto romántico de ésta que en su inherente realismo. El hecho de que el escenario principal de la película sea una moderna de Nueva York no debería llevarla a ignorar el retrato de la miseria tan presente en la obra de Dickens. Sin embargo, la película parece olvidarse de esa esencia, para centrarse en los males de corazón de Hawke y Paltrow.

La última recreación de la novela, que se estrena estos días en España, viene de la mano de Mike Newell y cuenta con Helena Bonham Carter, Ralph Fiennes, Jason Flemyng, Jeremy Irvine y Holliday Grainger entre sus protagonistas. Si es fiel, o no, a la novela, o si se capta el espíritu de la misma deberemos juzgarlo nosotros mismos.

IMMACULADA PILAR COLOM.-

Pie de foto: Cadenas Rotas, de David Lean, la mejor adaptación de Grandes Esperazas hasta la fecha.



UNA BARCELONA SUBTERRÁNEA E INHÓSPITA

UNA BARCELONA SUBTERRÁNEA E INHÓSPITA

Los hermanos Álex y David Pastor parecen repetir la fórmula que tan buen resultado le dio en Infectados para plantear un escenario apocalíptico, de muerte y destrucción. En Los últimos días no se trata de un virus que se extiende como una pandemia a nivel global, sinó una extraña epidemia de agoraforbia. Los habitantes sólo se sienten seguros en el interior de los edificios. Si salen, les espera una muerte segura. Dos trabajadores de la misma empresa, Marc, un informático "quemado" (Quim Gutiérrez) y Enrique, un despótico jefe de recursos humanos (José Coronado), tendrán que aliarse en estas circunstancias extremas para ir a buscar a sus seres queridos.

Bajo esta premisa se nos presenta una Barcelona subterránea, inhóspita y apocalíptica, donde los túneles y las estaciones del metro, así como las alcantarillas se convierten en refugio de todo tipo de personas, la mayoría buscando sobrevivir bajo cualquier método, con cualquier herramienta -una literna, un GPS y una antorcha pueden ser los bienes más preciados- para tratar de sobrevivir en un entorno claramente hostil.

La película, anclada en el 2012, se nos presenta en dos tiempos: el presente y el pasado de hace tres meses (en flahbacks), en el que conocemos a Marc y a su novia Julia (una luminosa Marta Etura), sus problemas, sus anhelos y su relación, así como las dificultades de Marc en su entorno laboral. Estos dos tiempos encierran dos estéticas claramente diferenciadas. Cuando aparece el recuerdo de Júlia se nos ofrecen imágenes de gran poesía visual, que inevitablemente nos recordaron a las películas de Terrence Malick, como El árbol de la vida. Mientras que el presente es oscuro y amenazador, como en The Road, de John Hillcoat, aunque aquí no son un padre y un hijo los que luchan juntos, sinó un empleado y su jefe de RRHH, quienes tuvieron una relación laboral marcada por las circunstancias difíciles del entorno empresarial actual y que ahora se ven obligados a permanecer juntos para sobrevivir. Todo ello, al compás de la intensa y épica partitura del cada vez más consolidado Fernando Velázquez.

De una road movie de túneles y alcantarillas hasta una cinta de aventuras a la antigua usanza o un drama laboral y familiar, Los últimos días combina hábilmente sus elementos en una cinta atractiva, aunque no redonda (pues hay muchas licencias y elementos de una cierta incoherencia que no vamos a explicar para no revelar más detalles al espectador). No obstante, merece la pena que el público descubra que cada vez más en el cine español hay talento suficiente para hacer una película de género notable, que busca tanto entretener como emocionar a la par que hacer reflexionar, pues la escasez de medios y la búsqueda de recursos naturales podría tener lugar en un planeta cada vez más abocado a la autodestrucción. No os desesperéis, pues la película encierra un mensaje ecológico y esperanzador: la salvación en esta Humanidad es posible.

SONIA BARROSO.-

SIN ESPERANZAS

SIN ESPERANZAS

Se han hecho varias versiones de Grandes Esperanzas, la obra literaria de Charles Dickens, a lo largo de la historia, pero no vamos en repasarlas ni a explicaros una trama ya conocida, pues ya lo hará nuestro especial, sinó a analizar qué aporta de nuevo (o no) esta nueva adaptación de Mike Newell.

El conflicto amoroso entre los personajes Pip, el niño pobre, con ansias de convertirse en un caballero respetable y el de Estella, la dama objeto de sus anhelos, en este caso, está bastante desaprovechado y no revierte demasiado interés. Jeremy Irvine y Hollyday Grainger -en un rol muy esquemático y estereotipado- no aportan la tensión dramática y romántica necesarias y nos dejan bastante fríos, pues a su relación le falta emoción, tanto implícita como explícita. Realmente, sus destinos, tal y como se nos relata a lo largo de la trama, apenas van a suscitar ningún sentimiento en el público.

A Mike Newell le vuelve a pasar como con la adaptación de la novela de Gabriel García Márquez, Amar en tiempos del cólera. Allí, al igual que en ésta, partía de un más que notable material literario, pero, en ambos casos no ha sido capaz de hacer una adaptación vibrante, dinámica y que enganche a las nuevas generaciones, sinó que, en su lugar, ha planteado una cinta larga, lenta y, en muchos momentos, demasiado aburrida y sin gran interés para el espectador. 

La ambientación de época y la fotografía son correctas, sin llegar a ser excepcionales y la banda sonora, tampoco es apasionante, tal y como correspondería a una producción de la BBC. Entonces, ¿qué es lo mejor de esta película? Sin duda, son dos de sus personajes secundarios. Por una parte, Helena Bonham Carter, la excéntrica Miss Havinsham, que ejerce de madre de la protagonista, una especie de "novia cadáver", que vive ahogada con las penas amorosas de un pasado que fue cruel para ella, y que intentará por todos los medios de evitar el sufrimiento amoroso a Estella. Por otra, Ralph Fiennes, Magwitch, un extraño benefactor, un hombre que a amasado fortuna en el Nuevo Mundo, mientras que se siente vacío por dentro haber perdido aquello que más quería y quiere suplir sus carencias afectivas "apadrinando desde la sombra" a Pip, el joven protagonista.

Así pues, el espectador amante de las adaptaciones literarias dramático-románticas que se acerque con "grandes esperanzas" a ver esta nueva versión puede salir bastante decepcionado, pues no hay nada en ella que sea suficientemente inspirado y atractivo para perdurar. A mí, como mínimo, me ha parecido una adaptación mecánica, fría y sin alma. Una verdadera lástima.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: El pequeño Pip y Miss Havinsham, aprendiendo sobre la vida.

LOS PRIMEROS PASOS DEL HOMBRE

LOS PRIMEROS PASOS DEL HOMBRE

En el cine, desde sus comienzos, se ha tratado al hombre primitivo con muchos matices, porque a partir de él los seres humanos hemos alcanzado la capacidad de razonar. Muchas películas han recurrido a explorar sus miedos, deseos y corazonadas queriendo crear un nuevo género para alimentar más al séptimo arte. Ahora la industria nos ha vuelto a asombrar con el estreno de Los Croods: una aventura prehistórica, de la productora de animación Dreamworks, que narra la emocionante aventura de una familia de los primeros hombres que poblaron este planeta.

En esta ocasión, no voy a tratar esta película de dibujos animados: en vez de eso voy a recuperar dos filmes diferentes, pero narrados en la misma época para buscar el atractivo del hombre prehistórico e intentar viajar por ese tiempo tan desconocido para las personas de hoy. Tal vez cuando termine esta revisión para nuestros lectores haya algo nuevo y extraordinario parecido a un regreso a la primera criatura que razonó, que pobló el planeta y lo convirtió en lo que es. Para hecer este artículo debo buscar, de nuevo, ese primigenio fuego y hacer que resurjan, de esa primera llama, estas películas que parecen olvidadas.

Hace un millón de años (1966),dirigida por Don Chaffey y protagonizada por una explosiva Raquel Welch, es una rara mezcla entre el cine de los hombres primitivos y el género del absurdo. Este trabajo es interesante para saber cómo se lleva a cabo una película sin muchas pretensiones artísticas, pero la he incluido en este dúo de producciones porque cambió la forma de hacer cine dedicada a los hombres primitivos al convertirla en un subgénero. Si vemos éste como algo único podremos observar que hay toda una filosofía anclada en esta producción: muy rítmica en movimientos de cámara y fotografía, pero que no termina de sorprender.

La película sirvió para lucimiento de Loana (Raquel Welch), que se paseaba por la pantalla en un sugerente traje de baño, eso sí primitivo, intentando hacernos creer su historia de amor más que prohibida por Tumak (John Richardson). En el plano histórico, también hay equivocaciones, pero éstas son provocadas por el director; como por ejemplo, cuando se enfrentan a un dinosaurio, ya que es sabido que los hombres primitivos y los dinosaurios nunca convivieron en el mismo tiempo.

A pesar de todo, esta producción nunca ha dejado de ser una obra de culto cinematográfico para las salas de cine y los cinéfilos porque en ella reúne lo más variopinto de la ciencia-ficción primitiva para los espectadores de la época. Esta película surgió como idea del cine del futuro porque se ve la rivalidad entre el ser humano y las bestias que poblaban en un principio este civilizado planeta.

Hoy en día aún seguimos poniendo Hace un millón de años en nuestra lista de películas sobre clanes primitivos; da igual su poca calidez técnica y su guión pobre, e incluso que pasen los años y los dinosaurios que aparecen en esta película sean como de juguete; poco importan los fallos históricos porque esta producción todavía seguirá viéndose como una rara joya del cine.

Con En busca del fuego (1981) del director francés Jean-Jacques Annaud, el cine dedicado a los hombres primitivos llegó a su máxima expresión. En este trabajo se cuidó toda la ambientación y la historia es mucho más interesante visual y argumentalmente. Aunque no deja de ser un experimento fílmico en todos los sentidos y obedece a un campo más espiritual que meramente fotográfico.

La sinopsis de, en mi opinión, obra maestra con mayúsculas es muy sencilla. Hay que destacar que carece de un argumento principal: trata de tres tribus prehistóricas que viven en el mismo espacio de tiempo y las tres buscan la forma de hacer el fuego. El director adaptó un libro de J. H. Rosny Aîné para contarnos en imágenes esta increíble historia de seres humanos y de supervivencia. El diálogo fue creado por Anthony Burgess (La Naranja Mecánica)  y es una especie de primer lenguaje del hombre primitivo.

Tal vez estemos ante la mejor obra cinematográfica que muestra exactamente cómo eran nuestros primeros antepasados: los descubridores de la primera rueda o el primer fuego. Estamos ante una producción que cuenta la vida, cómo se desarrolló y cómo llegaron a hacer nuestra vida más sencilla. Es una película para empezar a ver más allá, a tener otras miras espirituales y humanas y a importarnos lo que verdaderamente merece la pena.

Esta cinta, pasados los años, sigue teniendo una fuerza, que puede hacer cambiar nuestra forma de pensar más materialista a otra más mística y cerca del hombre y es por eso que pasará de generación en generación, de década en década sin olvidar ningún fotograma; todo en ella permanece en el recuerdo del que la conoce.

Y después de desempolvar estos dos films pienso que es más fácil darse cuenta de cómo vivían los primeros habitantes. Así pues, os animamos a recuperarlos como si de una clase de antropología fílmica se tratase. 

JORGE GIRBAU BUSTOS.-

Pie de foto: Raquel Welch en Hace un millón de años.

CONFLICTO DE PERSONALIDADES

CONFLICTO DE PERSONALIDADES

En un futuro, las almas son unos aliens que se adentran en los cuerpos humanos para tomar el control de sus mentes. Cuando Wanderer, se instala como huésped en el cuerpo de Melanie (Saoirse Ronin en un doble rol), no podrá, en cambio, apoderarse del todo de su mente, pues la lucha de Mel por no borrar los recuerdos de su vida pasada (sobre todo de sus seres queridos) es tan grande que la convierte en una de las líderes del movimiento humano de la resistencia. Seeker, la buscadora (Diane Kruger), que es la captadora de Melanie, tendrá que perseguirla hasta encontrarla. Además, Mel vive aferrada al recuerdo de Jared, su gran amor perdido y de su hermano. Así pues, Wanda y Mel tendrán que aprender a convivir en una misma mente y un mismo cuerpo, con los riesgos emocionales que ello les va a suponer.

Bajo esta línea argumental se presenta The Host (La huésped), la adaptación de la primera de las novelas de una nueva trilogía de Stephenie Meyer, autora que se ha hecho inmensamente popular entre el público juvenil gracias a Bella, Edward y Jacob, el triángulo amoroso de vampiros, hombres lobo y humanos de la saga Crepúsculo. En esta ocasión, parte de nuevo de una trama con elementos fantásticos para explorar una relación amorosa y se cuestiona sobre el poder de la mente y la libertad individual.

Andrew Niccol, quien nos fascinó con su especial sensibilidad para la ciencia-ficción "más humana" en Gattacca, ha tenido el reto de plasmar esta historia en imágenes y hacer de ella una trama interesante, tanto para los fans "teen" de Meyer y de la novela original, como para sus detractores más furibundos. ¿Y lo ha conseguido, os preguntaréis?

La parte que nos resulta más notable es la de la lucha de identidades entre Mel y su "inquilina", dos personalidades dentro de una misma mente y un mismo cuerpo que pugnan por tener sus sentimientos propios y reconocibles. Nos encantó la dialéctica que se produce entre la humana y su huésped, sobre todo, en sus aspectos más románticos. Asimismo, resulta bastante notable la evolución de algunos de los personajes humanos que se encontrarán con Mel y su reacción a conseiderarla o bien una amiga, e intergrarla como una humana más con una "peculiaridad", o bien, a rechazarla de manera hostil, considerándola una amenaza; así como, la dualidad entre el personaje de Seeker.

No obstante, hacia la mitad del metraje, algunos pasajes abusan de ser demasiado contempletivos, se hacen largos y parece que no llevan a ninguna parte. Además, el desarrollo de la trama y, especialmente el final, peca de querer contentar a todos los fans de Meyer, más que a los seguidores de la ciencia-ficción made in Niccol.

Así pues, para los más escépticos, desvelaremos que la película se deja ver bastante mejor que la saga Crepúsculo, siendo más resultona e interesante en su conflicto amoroso a varias bandas. Y, aunque no sea una propuesta redonda, sinó un tanto irregular, merece la pena ser vista sin prejuicios de antemano.

SONIA BARROSO.- 

Pie de foto: Mel y Wanda, dos personalidades en lucha.

UNA COMEDIA DEMASIADO LIGHT

UNA COMEDIA DEMASIADO LIGHT

Aún nos duelen las mandíbulas de la risa al recordar una comedia de hace un par de años, "Cómo acabar con tu jefe", donde tres desgraciados e infelices trabajadores interpretados con convicción por Jason Bateman, Jason Sudeikis y Charlie Day tenían que hacer frente a un jefe despótico u mafioso (Kevin Spacey); a un vicioso depravado (Colin Farrell) y a una ninfómana (Jennifer Aniston). Aquella comedia, con un espítitu totalmente lúdico y petardo, proporcionaba algunos gags y situaciones delirantes, que funcionaban a la perfección. 

Dos años más tarde, nos llega la nueva comedia del director de Cómo acabar con tu jefe, Seth Gordon, y los fans teníamos motivos de sobra para celebrarlo. Por la cara prometía, a priori, risas y buenas interpretaciones, esta vez a cargo de Jason Bateman, objeto de una suplantación de identidad por una mujer, Sandy Patterson, con el mismo nombre y con un viaje de Denver a Miami, donde se esperaban gags y situaciones cómicas inolvidables.

La decepción es mayúscula cuando nada de eso ocurre. La comedia es muy ligera, sin chispa y los actores están un paso atrás de la anterior película, Jason Bateman parece que no se cree mucho su personaje, mientras que Melissa McCarthy es la que pone más empeño en levantar una película que provocará más bostezos que risas y que sólo se puede ver como una historieta muy light, destinada a contentar a fans de la comedia americana menos exigente. Con el material de partida, a priori prometedor, nos esperábamos mucho más. Una lástima.

JR PALOMAR.-

Pie de foto: Un equívoco de identidad pondrá en marcha los mecanismos de la comedia más ligera.

EL REGRESO DE WALTER HILL

EL REGRESO DE WALTER HILL

Walter Hill, mítico director y productor en los 80´s ha regresado. Y cuando vuelve un autor tan personal, que le encanta jugar y, a la vez, subvertir los elementos característicos de géneros cinematográficos, tales como el terror, el western y el policíaco, siempre suele ser un acontecimiento. En su cartera como realizador cuenta con títulos tan dispares como interesantes, tales como Forajidos de leyenda, Danko, calor rojo, Gerónimo o las más recientes El último hombre (1996) e Invicto (2002). En los últimos tiempos, se había dedicado a hacer algunas series de televisión y a producir películas de género, como la reciente Prometheus, de Ridley Scott.  

Su regreso a la pantalla grande, Una bala en la cabeza, es la adaptación de un cómic francés del mismo titulo de Matz. La trama es bastante sencilla: un peligroso asesino a sueldo, llamado Jimmy Bobo (Sylvester Stallone) es traicionado por sus superiores mientras realiza el último "encargo" y su compañero, muere. Entonces decide tomarse la venganza por su mano, ayudado por un inspector de policia coreano (Sung Kang), que no aprueba sus sangrientos métodos, e incluso por su hija, una joven tatuadora (Sarah Sashi). No sabe que ante ellos hay una peligrosa organización criminal y extorsionadora, liderada por dos hombres de negocios, Baptiste (un denostadísmo Christian Slater) y Morel (Adewale Akinnuoye-Agbaje) y que cuentan con un vengativo y despiadado ex-legionario, Keegan (Jason Momoa) en la retaguardia.

A partir de un comienzo bastante prometedor y que hacia presagiar que estábamos ante otra de las personalísimas muestras de cine de Hill, la película sigue las constantes del género policíaco más convencional, inscribiéndose a la serie B, con tipos muy duros, tiros, testosterónicas luchas cuerpo a cuerpo, mujeres desnudas, toques de humor entre "colegas" (no deja de ser una típica buddy movie) y litros de Bourbon en las venas, de "ese que no se encuentra en los bares, sinó que has de llevar la botella siempre encima". 

Si nos tenemos que quedar con una escena de acción, lo mejor de la función es la pelea "vikinga" entre los dos sicarios enfrentados: Sly y Momoa, una auténtica bestia parda al que descubrimos como Khal Drogo en Juego de Tronos. Además, de un humor seco forjado a base de sentencias lapidarias. Si hay que desconfiar de aquel a quien no le interesa el dinero, a Walter Hill no parece haberle interesado un carajo qué va a ganar con esta película, sólo le interesa el cine que él hacia y que aún, a sus 71 años, le hace vibrar. En el fondo, un romántico.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Sly y Jason Momoa, dos bestias pardas en una lucha cuerpo a cuepo.