CONFLICTO DE PERSONALIDADES
En un futuro, las almas son unos aliens que se adentran en los cuerpos humanos para tomar el control de sus mentes. Cuando Wanderer, se instala como huésped en el cuerpo de Melanie (Saoirse Ronin en un doble rol), no podrá, en cambio, apoderarse del todo de su mente, pues la lucha de Mel por no borrar los recuerdos de su vida pasada (sobre todo de sus seres queridos) es tan grande que la convierte en una de las líderes del movimiento humano de la resistencia. Seeker, la buscadora (Diane Kruger), que es la captadora de Melanie, tendrá que perseguirla hasta encontrarla. Además, Mel vive aferrada al recuerdo de Jared, su gran amor perdido y de su hermano. Así pues, Wanda y Mel tendrán que aprender a convivir en una misma mente y un mismo cuerpo, con los riesgos emocionales que ello les va a suponer.
Bajo esta línea argumental se presenta The Host (La huésped), la adaptación de la primera de las novelas de una nueva trilogía de Stephenie Meyer, autora que se ha hecho inmensamente popular entre el público juvenil gracias a Bella, Edward y Jacob, el triángulo amoroso de vampiros, hombres lobo y humanos de la saga Crepúsculo. En esta ocasión, parte de nuevo de una trama con elementos fantásticos para explorar una relación amorosa y se cuestiona sobre el poder de la mente y la libertad individual.
Andrew Niccol, quien nos fascinó con su especial sensibilidad para la ciencia-ficción "más humana" en Gattacca, ha tenido el reto de plasmar esta historia en imágenes y hacer de ella una trama interesante, tanto para los fans "teen" de Meyer y de la novela original, como para sus detractores más furibundos. ¿Y lo ha conseguido, os preguntaréis?
La parte que nos resulta más notable es la de la lucha de identidades entre Mel y su "inquilina", dos personalidades dentro de una misma mente y un mismo cuerpo que pugnan por tener sus sentimientos propios y reconocibles. Nos encantó la dialéctica que se produce entre la humana y su huésped, sobre todo, en sus aspectos más románticos. Asimismo, resulta bastante notable la evolución de algunos de los personajes humanos que se encontrarán con Mel y su reacción a conseiderarla o bien una amiga, e intergrarla como una humana más con una "peculiaridad", o bien, a rechazarla de manera hostil, considerándola una amenaza; así como, la dualidad entre el personaje de Seeker.
No obstante, hacia la mitad del metraje, algunos pasajes abusan de ser demasiado contempletivos, se hacen largos y parece que no llevan a ninguna parte. Además, el desarrollo de la trama y, especialmente el final, peca de querer contentar a todos los fans de Meyer, más que a los seguidores de la ciencia-ficción made in Niccol.
Así pues, para los más escépticos, desvelaremos que la película se deja ver bastante mejor que la saga Crepúsculo, siendo más resultona e interesante en su conflicto amoroso a varias bandas. Y, aunque no sea una propuesta redonda, sinó un tanto irregular, merece la pena ser vista sin prejuicios de antemano.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: Mel y Wanda, dos personalidades en lucha.
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