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LOS PRIMEROS PASOS DEL HOMBRE

LOS PRIMEROS PASOS DEL HOMBRE

En el cine, desde sus comienzos, se ha tratado al hombre primitivo con muchos matices, porque a partir de él los seres humanos hemos alcanzado la capacidad de razonar. Muchas películas han recurrido a explorar sus miedos, deseos y corazonadas queriendo crear un nuevo género para alimentar más al séptimo arte. Ahora la industria nos ha vuelto a asombrar con el estreno de Los Croods: una aventura prehistórica, de la productora de animación Dreamworks, que narra la emocionante aventura de una familia de los primeros hombres que poblaron este planeta.

En esta ocasión, no voy a tratar esta película de dibujos animados: en vez de eso voy a recuperar dos filmes diferentes, pero narrados en la misma época para buscar el atractivo del hombre prehistórico e intentar viajar por ese tiempo tan desconocido para las personas de hoy. Tal vez cuando termine esta revisión para nuestros lectores haya algo nuevo y extraordinario parecido a un regreso a la primera criatura que razonó, que pobló el planeta y lo convirtió en lo que es. Para hecer este artículo debo buscar, de nuevo, ese primigenio fuego y hacer que resurjan, de esa primera llama, estas películas que parecen olvidadas.

Hace un millón de años (1966),dirigida por Don Chaffey y protagonizada por una explosiva Raquel Welch, es una rara mezcla entre el cine de los hombres primitivos y el género del absurdo. Este trabajo es interesante para saber cómo se lleva a cabo una película sin muchas pretensiones artísticas, pero la he incluido en este dúo de producciones porque cambió la forma de hacer cine dedicada a los hombres primitivos al convertirla en un subgénero. Si vemos éste como algo único podremos observar que hay toda una filosofía anclada en esta producción: muy rítmica en movimientos de cámara y fotografía, pero que no termina de sorprender.

La película sirvió para lucimiento de Loana (Raquel Welch), que se paseaba por la pantalla en un sugerente traje de baño, eso sí primitivo, intentando hacernos creer su historia de amor más que prohibida por Tumak (John Richardson). En el plano histórico, también hay equivocaciones, pero éstas son provocadas por el director; como por ejemplo, cuando se enfrentan a un dinosaurio, ya que es sabido que los hombres primitivos y los dinosaurios nunca convivieron en el mismo tiempo.

A pesar de todo, esta producción nunca ha dejado de ser una obra de culto cinematográfico para las salas de cine y los cinéfilos porque en ella reúne lo más variopinto de la ciencia-ficción primitiva para los espectadores de la época. Esta película surgió como idea del cine del futuro porque se ve la rivalidad entre el ser humano y las bestias que poblaban en un principio este civilizado planeta.

Hoy en día aún seguimos poniendo Hace un millón de años en nuestra lista de películas sobre clanes primitivos; da igual su poca calidez técnica y su guión pobre, e incluso que pasen los años y los dinosaurios que aparecen en esta película sean como de juguete; poco importan los fallos históricos porque esta producción todavía seguirá viéndose como una rara joya del cine.

Con En busca del fuego (1981) del director francés Jean-Jacques Annaud, el cine dedicado a los hombres primitivos llegó a su máxima expresión. En este trabajo se cuidó toda la ambientación y la historia es mucho más interesante visual y argumentalmente. Aunque no deja de ser un experimento fílmico en todos los sentidos y obedece a un campo más espiritual que meramente fotográfico.

La sinopsis de, en mi opinión, obra maestra con mayúsculas es muy sencilla. Hay que destacar que carece de un argumento principal: trata de tres tribus prehistóricas que viven en el mismo espacio de tiempo y las tres buscan la forma de hacer el fuego. El director adaptó un libro de J. H. Rosny Aîné para contarnos en imágenes esta increíble historia de seres humanos y de supervivencia. El diálogo fue creado por Anthony Burgess (La Naranja Mecánica)  y es una especie de primer lenguaje del hombre primitivo.

Tal vez estemos ante la mejor obra cinematográfica que muestra exactamente cómo eran nuestros primeros antepasados: los descubridores de la primera rueda o el primer fuego. Estamos ante una producción que cuenta la vida, cómo se desarrolló y cómo llegaron a hacer nuestra vida más sencilla. Es una película para empezar a ver más allá, a tener otras miras espirituales y humanas y a importarnos lo que verdaderamente merece la pena.

Esta cinta, pasados los años, sigue teniendo una fuerza, que puede hacer cambiar nuestra forma de pensar más materialista a otra más mística y cerca del hombre y es por eso que pasará de generación en generación, de década en década sin olvidar ningún fotograma; todo en ella permanece en el recuerdo del que la conoce.

Y después de desempolvar estos dos films pienso que es más fácil darse cuenta de cómo vivían los primeros habitantes. Así pues, os animamos a recuperarlos como si de una clase de antropología fílmica se tratase. 

JORGE GIRBAU BUSTOS.-

Pie de foto: Raquel Welch en Hace un millón de años.

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