EL VALOR DE LA UNIÓN FAMILIAR Y LA SOLIDARIDAD EN CIRCUNSTACIAS EXTREMAS
Qué decir de Lo imposible, de J.A. Bayona, una de las películas españolas más esperadas del año que, tras su andadura con éxito en los festivales de Toronto, San Sebastián y Sitges, se estrena el próximo viernes.
La noticia del tsunami de Thailandia que en 2004 conmocionó a medio mundo se ve más real y más contundente al ponerle cara a la tragedia: la de la española María Belón y su familia, en la película María Bennet y su esposo Henry y tres hijos: Lucas, Simon y Thomas, cuya historia de supervivencia y de superación personal nos ha llegado y conmovido.
La película pasa de ser una hermosa y típica postal de vacaciones de la familia unida e ideal a mascarse la tragedia en cuestión de segundos, en lo que tarda en uracanarse una extraña brisa marina, la ola se cierne sobre miles de personas y, por ende, sobre todos los espectadores quienes, sobrecogidos, vamos asistiendo al deambular de esta familia, cuya ola, ha desunido y arrancado ferozmente. Así como de muchas otras familias en la misma situación que ellos.
En la cinta, hay muchos momentos de terror y de pánico, de drama personal y colectivo, por ello, es normal que la emotividad flote y salga a la superficie, que podamos conmovernos y llorar. Que sea emotiva no quiere decir que sea una película manipuladora de sentimientos. No encuentro mejor manera de explicar esta historia que ésta: con la complicidad de miradas entre una madre y su hijo mayor, con la solidaridad entre personas, con el desasosiego de unos padres en busca de sus hijos y de sus esposas. Es la celebración de la vida: la necesidad de volver a mantener a la familia unida en circunstacias tan extremas como imprevistas.
Aparte de la narración vibrante, melodramática y bien cohesionada, lo que da entidad a la película, además de sus elaborados efectos especiales y su emotiva banda sonora de Fernando Velázquez, son sus actores. La familia formada por Naomi Watts (Maria Bennet), Ewan McGregor (Henry Bennet) y sus tres retoños: Tom Holland (Lucas), del debutante Samuel Joslin(Thomas) y de Oaklee Pendergast(Simon) están muy convincentes en sus roles. Aunque, la madurez interpretativa de Tom Holland nos ha dejado boquiabiertos, pensando el gran futuro que le espera por delante como actor. Un joven talento para ir siguiendo.
Así pues, conviene ir preparado para sufrir, conmoverse y tener el corazón en un puño, no obstante tanta carga sentimental merece mucho la pena vivirla. Os recomendamos que la veáis y la viváis.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: María y su hijo mayor Lucas, sangre, amor y lágrimas en su lucha por la supervivencia.
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