TODOS SOMOS SANTACO
Cuando Danny Boyle ganó el óscar en 2008, pronunció una frase que refleja a la perfección el quid de cierto tipo de cine. Dijo que "El éxito de Slumdog Millionaire ha puesto de manifiesto el interés del público por películas que traten cuestiones sociales y problemáticas de gravedad." Y servidor corrobora perfectamente esa frase. Porque en demasiados ocasiones ese subgénero ha mirado la realidad a traves de los cristales de unas gafas de pasta, que acaban deformando esa realidad a su antojo como si un espejo cóncavo se tratara. Algo que no conecta con las clases medias-bajas cuya población cada vez es mas amplia. Porque no reflejan su "mundo", sinó una versión intelectualizada de este. Y cuando no se usa ese prisma, siempre viene el mainstream que carcaturiza con poco acierto ese sector de la sociedad.
Por eso, películas como La Estrella son un soplo de aire fresco en nuestro cine; y el cine en general. Donde otros hubieran tratado la historia de esta "superwoman" de Santa Coloma con impostura, Alberto Aranda la filma con frescura, naturalidad y espontaneidad. Se nota que el guión de Belén Carmona, basado en su novela del mismo nombre, retrata esos barrios estoparios de rumba, flamenco, mezcla cultural y agallas. Una historia que nos cuenta las peripecias de La Estrella: una mujer alegre, positiva, con mucha luz y muy resultona. Que le encanta bailar, cantar, que tiene " duende y "estrella”. Una mujer, que, sin embargo, a sus cuarenta años, convive con una sensación de vacío, mientras se dedica a limpiar nichos en un cementerio mientras escucha Radio Teletaxi y se parte el alma por la gente del Santaco de su corazón.
No sólo el texto respira naturalidad. El reparto también. Ingrid Rubio está magnífica como la protagonista. Marc Clotet realiza un rol diferente al que nos tiene acostumbrados, con veracidad pasmosa, y Carmen Machi está perfecta en su rol de Trini, una apocada mujer que representa la antítesis de la valiente Estrella y cuya química entre sus personajes brillan sin artificios. Se nota que todos creen en la propuesta, que saben que están plasmando un mundo tan real como una tortilla de patatas.
Además, a pesar de cierta previsibilidad y esquematización del relato -con una puesta en escena algo impersonal, eso sí-, el film huye de varios lugares comunes para articular un pertinente relato sobre una sociedad que ha perdido los valores frente al mercantilismo. Y que, a pesar que trata con dureza, temas tan contundentes como el maltrato conyugal (tanto psíquico como psicológico) o el racismo latente en la sociedad, lo hace a través de una luminosidad inusitada, que convierte el film en una experiencia casi terapéutica.
En definitiva, La estrella se estrena ante un panorama complicado. Con la crisis mundial, el 21% de IVA, los prejuicios aún latentes sobre la producción cinéfila española (y en especial este tipo de cine) y los blockbusters del verano a la vuelta de la esquina que siempre atraen al grueso del público potencial de las salas. Pero bien vale una oportunidad. Porque es muy entretenida, divertida, con sentimiento, pero, sobre todo, con un halo de esperanza que impregna al espectador durante la proyección y que no lo suelta en cuando las luces se encienden de nuevo. “Sales mejor de lo que entras", nos contó Ingrid Rubio. Y este crítico lo suscribe. Vayan a verla. Cierto es que no es ninguna obra maestra, pero realmente vale la pena su visionado. No os arrepentiréis.
JOAN BOTER ARJONA.-
Pie de foto: Una estrella luchadora, que brilla con luz propia.
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