POCO HIPNOTIZADOS
El hipnotista, de Lasse Hallström, es el paso del director sueco a un subgénero que, desde la saga Millenium, ha puesto en primera plana el cine negro nórdico, con personajes extraños, condicionados tanto por las circunstancias meteorológicas adversas, como por el carácter más cerrado y más áspero, en paisajes y ciudades de belleza tan glacial como aterradora.
En esta ocasión, el protagonista es un policia finlandés, Joona Lina (Tobias Zilliacus), solitario y adicto al trabajo, quien recibe el aviso de que en una casa se ha encontrado un terrible asesinato múltiple, el de un profesor de gimnasia y su mujer e hija. Sólo se ha salvado el hijo, quien será pieza clave para desentrañar lo sucedido. Con la ayuda de un hipnotista, Erik (Michael Persbrandt) y de su esposa, Simone (Lena Olin) la historia tomará un rumbo inesperado, que no os vamos a desvelar.
Partiendo de un inicio brutal e impactante (que prometía otro tipo de film más áspero, descarnado e interesante), la cinta va derivando hacia el telefilm más convencional, partiendo de la base de una combinación un tanto insulsa y rocambolesca (en el peor sentido del término) entre melodrama familiar y thriller policíaco.
La verdad es que la trama debería haber tenido más garra y ambición para remontar el vuelo. Ni el guión -con demasiados agujeros y emmadejado- ni los personajes hacen atractiva la película. Sólo la magnética belleza de Lena Olin salva un poco la función, pues sus apariciones son, de largo, lo mejor de esta propuesta para amantes de la intriga alambricada, pero de resolución bastante insatisfactoria. Una lástima, pues disponía de material para hacer una película más notable. Realmente, hemos quedado poco hipnotizados.
JR PALOMAR.-
Pie de foto: Lena Olin y su magnética presencia, lo mejor del film.
0 comentarios