DIVERTIMENTO LIGERO CON REPARTO DE LUJO
Cameron Díaz y Colin Firth vuelven a la comedia y se reencuentran con unos personajes que ya interpretaron en los 60, Shirley MacLaine y Colin Firth en Ladrona de amor. En esta ocasión, bajo el humor surrealista y endiablado de Joel y Ethan Coen, encargados tan solo de firmar el guión -el cuál recuerda por su ligereza al de Crueldad intolerable-, Un plan perfecto, de Michael Hoffman, es una entretenida comedia de enredos, con un robo de arte, como Mcguffin argumental.
La trama es la siguiente: Harry Dean (Colin Firth) está harto de que su jefe (Alan Rickman) le ningunee y le rebaje constantemente. Para vengarse de él idea un plan que consiste en que compre un "falso" cuadro de Monet a un precio astronómico. Y no estará solo: PJ Puznowksi, la reina del rodeo, se encargará de sacar todas sus armas de seducción para ayudarle a cometer la estafa.
La película respira una comicidad muy absurda y auténtica, con escenas realmente ridículas en las que Colin Firth, Alan Rickman, Stanley Tucci y, en menor medida, Cameron Díaz (la menos alejada del tipo de papeles a los que nos tiene acostumbrados) no dudan en quitarse la ropa, actuar junto a un león y ridiculizarse en mil y una historietas que parecen deudoras del cine de Peter Sellers o del de los Monty Python.
Sin ser nada del otro mundo, la cinta funciona, gracias sobre todo al buen hacer de su reparto. Ya el remake original, no era nada extraordinario, ni ésta tampoco lo es, no nos engañemos. Aunque eso sí, cumple eficazmente lo que promete: pasar una hora y media en el cine sin que nos enteremos, con un desarrollo ágil y ligero para amantes de las comedietas sin demasiadas pretensiones.
JR PALOMAR.-
Pie de foto: Harry necesita a la reina del rodeo para amargar la vida a su insufrible jefe.
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