MEJOR EL ORIGINAL QUE LA COPIA
Hay que reconocer el enorme mérito que tiene Rowan Atkinson como uno de los grandes cómicos de nuestra era. Empezando en comedias de época encarnando a una estirpe de malvados e ineptos nobles a lo largo de diferentes épocas, como Black Adder (La Víbora Negra), y deslumbrando al mundo con su inimitable Mr. Bean.
Los pasos siguientes en su obra no se puede decir que sean especialmente destacables sus interpretaciones. Este es el caso de Johnny English y su actual secuela, Johnny English Returns.
Lo más notable de esta cinta es su realización, pues dan muchísimo juego las escenas de acción rodadas con buena maestría, no en vano se trata de una parodia de James Bond y, de algún modo, implica estar a la altura. El resto, desgraciadamente, no está a nivel de propuestas paródicas de corte similar,tales como la saga Austin Powers ó Superagente 86.
Los gags, salvo honrosas excepciones, fallan estrepitosamente, cayendo en el tedio y forzando al espectador a uno de los gestos más deshonrosos que se puede perpetrar en una sala de cine: mirar su reloj...
La historia que se plantea es bien sencilla, más predecible que films tipo Cuando Harry encontró a Sally. Pero en este caso, la química entre la bella Rosamund Pike y el picassiano Atkinson es similar a la que hay entre el agua y el aceite.
No estamos pues, ante una gran obra, pero que sí que distraerá a los fans del actor y a los amantes de las comedias light. Aunque muchos de nosotros, de manera malévola, nos gustaría verle en una parodia de un conocido político con el que comparte algún que otro rasgo físico. Como mínimo, tendría más gracia que volver a parodiar el género de espionaje.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: Rowan Atkinson, ¿un espía de estilo James Bond?
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