LOS VAIVENES DE LA FORTUNA
Una nueva película del prolífico Woody Allen siempre es recibida con agrado cada año. Especialmente en Europa, donde el director neoyorkino ha cosechado los mayores éxitos y reconocimientos de su carrera.
En esta ocasión, You Will Meet a Tall Dark Stranger merece nuestra atención por los temas que plantea: lo perecedero de la vida y el amor, los vaivenes del azar y la fortuna y la urgente necesidad del ser humano de conocer lo que nos va a deparar el futuro, todo ello relatado a través de unos personajes en constante búsqueda de la felicidad.
Entre estos destaca la pareja formada por Sally, (una siempre excelente Naomi Watts), que se siente insatisfecha en su matrimonio con Roy (Josh Brolin, uno de los mayores alicientes del film), que no logra triunfar como escritor ni como marido y hace trampas constantemente, tanto en el terreno laboral como en el amoroso. Los padres de Sally, que rompen su matrimonio tras 40 años juntos, Alfie (Anthony Hopkins), que se siente un treintañero e inicia una relación con una aspirante a actriz más joven que su hija; y Helena, su abnegada esposa, que se refugia en las predicciones sobre el futuro que le hace una adivina para poder seguir adelante sin poner en peligro su vida. Este personaje, al que insufla vida (y de qué modo) Gemma Jones, es el auténtico alma de la película, una persona de absoluta y vulnerable sensibilidad, una víctima de amar demasiado bien, a la que finalmente la fortuna le depara más de una sorpresa agradable.
La película, más reflexiva y trascendente que las anteriores propuestas del director, nos deja con un regusto agridulce, como la propia existencia humana, que es una sucesión de "ruido y furia" ante la cuál los personajes se ven zarandeados por los vaivenes caprichosos del destino que, en parte, todos se han forjado con su manera de proceder ante la vida.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: Sally (Naomi Watts) y su madre, Helena (Gemma Jones) comparten distintas opiniones acerca de adivinar el porvenir.
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