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EL PODER TRASFORMADOR DE LA LITERATURA

EL PODER TRASFORMADOR DE LA LITERATURA

Un invierno en la playa (o su más acertado título original, Stuck in love), de Josh Boone, narra la historia de una familia de escritores. El padre, William Borgens (Greg Kinnear), fue un escritor de éxito, aunque vive anclado en su pasado, pues no ha superado la separación de su esposa, Erica (Jennifer Connelly) y no pierde la esperanza que algún día vuelva a recuperar su amor. Sus hijos, Samantha (Lilly Collins), una joven experimentada, que rehuye el amor y vive al día y Rusty (Nat Wolff), un adolescente inocente y vulnerable, viven, de disntintas maneras el despertar a la vida adulta, al amor, a los fracasos y al mundo de la literatura.

La película confronta varias maneras de acercarse a la vida y a la literaratura, así pues, para el personaje de Sam y también para su padre William, es esencial experimentar, vivir la vida intensamente, cogiendo experiencia para que la escritura sea más rica y más madura. Es curiosa la diferenciación entre románticos y realistas: mientras que unos viven en las nubes, en una ensoñación y fantasía constante; los otros se atreven a enfrentarse a la vida, al amor, etc. Eso no quiere decir que, durante el trascurso de la película, los distintos miembros de la familia, se vean arrojados, por el fluir de los acontecimientos vitales, a una necesaria transformación de manera de pensar y de enfrentarse a su cotidianeidad. 

La cinta, a caballo entre el drama familiar y las experiencias literarias de los protagonistas, salpicada con algunos toques de comedia -bastante contados, todo hay qué decirlo- es un buen relato del poder trasformador de la vida, de las esperanzas, los anhelos, las frustaciones y los sueños y de cómo éstos pueden confirmar una buena personalidad literaria.

Las interpretaciones del cuarteto protagonista, así como de Logan Lerman, Kristen Bell y Liana Liberato, ayudan a dar entidad a las variopintas y siempre complicadas relaciones entre padres e hijos, hermanos, parejas, etc. No obstante, el conjunto queda un tanto lastrado por un final bastante complaciente e idílico, a pesar de los sinsabores vividos con anterioridad.

Una película que sí contentará a aquellos que sueñen con que la literatura puede cambiar sus vidas para siempre.

SONIA BARROSO.- 

Pie de foto: Samantha y su padre tendrán que superar juntos algunos temas pendientes para poder avanzar.

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