UN VIAJE ESPERADO
Si hace nueve años, en 2003, los fans de la trilogía de El señor de los anillos, de Peter Jackson nos despedimos con tristeza y lágrimas en los ojos, pensando que todo había terminado, tras casi 10 horas de uno de los viajes fantásticos más maravillosos, épicos e increibles que podíamos haber soñado, ahora estamos de enhorabuena. Hoy se estrena El Hobbit, la primera de las tres partes sobre el libro-epílogo de J.R.R.Tolkien, un libro cuya acción se sitúa 60 años antes que El señor de los anillos y que se convirtió para muchos de nosotros en una lectura de verano durante la adolescencia.
Cuando de una película se tienen expectativas tan altas, si no se cumplen, pueden desmontar todas las ilusiones previamente concebidas. No diré que es lo que me ha pasado con El Hobbit, pero realmente no tal y es cómo me esperaba, o como mínimo, fantaseaba con algo tan grande y tan especial, que no me lo ha parecido. Ahora voy a daros mis razones.
La película va claramente de menos a más, como sucedía en la primera de la trilogía:La comunidad del anillo, donde la primera parte de la historia es claramente un epílogo y descripción de personajes, en El Hobbit se nos introduce a Bilbo Bolsón (tío de Frodo), así como su primer encuentro con Galdalf y con trece enanos sin reino y sin hogar capitaneados por Thorin. Estamos ante la parte más pueril, aburrida y lenta de la historia. La trama se comienza a animar cuando emprenden ese "viaje inesperado" que es el subtítulo de la primera parte.
Aunque la fiesta para los fans de la trilogía comienza con la aparición de personajes de aquellas tres películas: los elfos Elrond y Galadriel (que nos regala uno de los momentos más hermosos y de las conversaciones más emotivas con Gandalf), así como la aparición de Gollum -que nos parece mucho más siniestro que anteriomente-. La secuencia de Bilbo, Gollum y sus acertijos es una de los momentos cumbre de la película que entronca directamente con la trilogía de manera muy acertada, a Bilbo le ocurrió lo mismo que a Frodo, y no digamos más...
Hablando de Bilbo y de Gollum, Martin Freeman es todo un acierto, así como la aparición de Andy Serkis quien le da una entidad increíble a Gollum, de nuevo. En cambio, nos quedamos con las ganas de un héroe tan carismático como lo era Aragorn, pues ni Thorin ni los enanos serán tan recordados ni aclamados por los fans.
Otro de los puntos fuertes es que la estética de la cinta se beneficia del influjo de Guillermo del Toro, quien en principio iba a ser el director de El Hobbit. Su imaginería fantástica está muy presente, sobre todo en esos orcos que parecen sacados de El laberinto del fauno. A pesar de ello, Peter Jackson no renuncia a dejar su huella visual en todos y cada uno de los fotogramas. El principal problema es que, al competir contra sí mismo y su magna trilogía, topa contra un muro: quiere hacerlo tan bonito, tan espectacular como antes, pero es incapaz de superarse a sí mismo, de aportar algo nuevo, de ir aún más allá. Todo suena a dejà vu. El 3D no ayuda en absoluto a mejorar la historia, es más, quizás es un elemento que juegue en contra y todo. En cambio, la potente partitura de Howard Shore refuerza y de qué modo la evolución de la trama. El tema Over the misty mountains cold es uno de los momentos más emblemáticos y emocionantes de la película.
Así pues, a pesar de nuestros contras, no significa que no sea una cinta disfrutable y entretenida, sobre todo cuando la aventura se vuelve épica, la película se pone intensa. Seguramente contentará a los fans de El señor de los anillos, pero el que se haya quedado con ganas de un espectáculo mucho más redondo e innovador, no va a encontrarlo. No obstante, estamos esperando a la segunda y tercera parte de la nueva trilogía (previstas para diciembre de 2013 y diciembre de 2014, respectivamente) para ver si nos enganchamos como deseábamos.
SONIA BARROSO.-
0 comentarios