SAMURAIS CREPUSCULARES
De la misma manera que aquí y en la tierra del sol naciente cada primavera florece el almendro,cada año nos llegan desde esas tierras la película de samurais de la temporada. Hara-Kiri del reputadísimo Takashi Miike no muestra nada que no se haya visto antes en otras cintas de éste género, ya sea en 13 Asesinos (del mismo Miike) o en la injustamente olvidada Hidden Blade, de Yôji Yamada. En esta propuesta, también hay elementos de cintas asiáticas como la china Vivir, de Zhang Yimou.
La historia se plantea conceptualmente similar a un western crepuscular: A mediados ya del SXVIII, con un Japón ya pacificado, la noble casta de los guerreros samurai había entrado en decadencia. En este contexto se sitúa la historia de una familia liderada por Kageyu, interpretado por el siempre solvente Kôji Yakusho, quien nos narra una preciosa historia de honor, amor y dignidad.
El ritmo de la cinta es, en ocasiones, demasiado lento. El punto bueno de este aspecto es que da tiempo a relajarse de la historia y recrear la vista en una muy conseguida puesta en escena así como en la fotografía. Ésta es simplemente preciosa. Los elementos icónicos del Japón feudal del Shogun se representan con maestría. A ello se ha de unir una banda sonora a cargo de Ryûichi Sakamoto quien se encarga de unos bellos acordes étnicos que van del minimalistas a la sinfonía. Hay escenas amargas, de aquellas de taparse los ojos, pero no son gratuitas puesto que reflejan aspectos fundamentales de la historia.
Hara-Kiri es recomendable para devotos de historias del lejano oriente o para quien quiera iniciarse en un tipo de cine diferente al que se crea en nuestras latitudes.
DAVID PALOMAR.-
Pie de foto: Padre e hijo harán frente a la adversidad en sus vidas.
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