LA PASIÓN PROHIBIDA DE CATHY Y HEATHCLIFF
Wuthering Heights (Cumbres Borrascosas), de la escritora británica decimonónica Emily Brönte, es, ha sido y seguirá siendo una obra cumbre sobre la pasión amorosa. La relación imposible entre Catherine y Heathcliff ha sido adaptada infinidad de veces en la gran pantalla con más o menos acierto. Una de las mejores fue la que protagonizaron Laurence Olivier y Merle Oberon en 1939, de la mano de William Wyler. Algunas adaptaciones curiosas fueron la versión de Luís Buñuel titulada Abismos de Pasión (1954) y la japonesa Agashi Ga Oka (1988). En el año 92, eran Juliette Binoche y Ralph Fiennes, quienes recuperando el academicismo volvían a ponerse en la piel de los desdichados amantes.
Ahora nos llega una versión menos académica que las anteriores, pero que conserva su misma esencia: el alma inmortal de su romanticismo. La directora de Fish Tank, Andrea Arnold, nos propone su versión de la historia y consigue hacer algunas modificaciones que no restan intensidad dramática al relato.
¿Qué tiene de especial esta nueva Wuthering Heights?
Para comenzar, haber escogido unos protagonistas, los cuáles son prácticamente desconocidos para el gran público, Kaya Scodelario (Furia de Titanes) y el debutante James Howson, creíbles como la señorita Cathy y el criado Heathcliff. En este caso, es la primera vez que Heathcliff es de raza negra, lo que aún añade más imposibilidad a esta relación amorosa, tormentosa y difícil ya en la novela por la diferencia de clases sociales. Además, la historia está explicada desde el punto de vista de Heathcliff, lo que la llena de una crueldad, una obsesión y una visceralidad sin precedentes en versiones anteriores.
Por otra, la naturalista fotografía,realizada con iluminación natural, de los parajes de Yorkshide, cuyo brumoso y a veces fantasmagórico paisaje se convierte en el tercer vértice de la historia. Además, su ausencia de banda sonora y el uso de la cámara al hombro también nos permiten acercarnos a la trama, de manera íntima y delicada, sin artificios.
Así pues, si ya la reciente Jane Eyre, de Cary Fukuyama, era una adaptación con un tamiz distinto a las demás, por focalizar la historia en la relación entre sus protagonistas y dar un halo de misterio a través del paisaje, esta nueva Cumbres Borrascosas es ciertamente una rara avis en las adaptaciones literarias, pues está más cerca del cine de autor más experimental, rompiendo el academicismo más encorsetado.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: Los abismos de la pasión amorosa, según Andrea Arnold.
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