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PORQUÉ LO LLAMAN AMOR...

PORQUÉ LO LLAMAN AMOR...

Emilio Martínez Lázaro vuelve a la comedia de enredo romántico-sexual tras El otro lado de la cama y los dos lados de la cama. En La montaña rusa repite con tres de sus actores-fetiche: Verónica Sánchez, Alberto San Juan y Ernesto Alterio.

Ada (Verónica Sánchez), violinista de música clásica, siempre ha tenido relaciones sexuales insatisfactorias durante su juventud, ahora con trentaitantos no han mejorado las cosas. Un día vuelve a encontrarse con dos compañeros del colegio que no pueden ser más distintos. Luís (Alberto San Juan) es un presentador de televisión con el que podría mantener una relación amorosa estable, segura y satisfactoria. Mientras que Lorenzo (Ernesto Alterio) es un payaso de vida caótica y desordenada con el que se lanza a vivir la aventura del sexo. 

La película pretende poner sobre la palestra dos cuestiones: ¿el amor tiene que ir acompañado necesariamente de buen sexo? y ¿el sexo es posible sin estar sentimentalmente implicado? 

El problema de el guión es que se suple la falta de situaciones cómicas ingeniosas por momentos demasiado reiterativos y previsibles. Hay muchas escenas de cama para relatar el descubrir de la plenitud sexual de la protagonista que, en realidad, no son absolutamente necesarias. Parece que la belleza física de Verónica Sánchez sea lo más sobresaliente de un relato en el cuál los diálogos adolecen de falta de chispa y sus protagonistas no tienen la química requerida para levantar el vuelo de la historia. 

Así pues, La montaña rusa no es una cinta vertiginosa, ni mucho menos, sinó que se deja ver como un simple entretenimiento. Aunque con este trío protagonista nos esperábamos una comedia más inspirada, fresca y con más garra. En cambio, la cinta está llena de lugares comunes para hablarnos de un triángulo amoroso-sexual donde los miedos de la infidelidad, los celos, las inseguridades, la confianza (o la falta de ella) salen a relucir. 

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Ada, entre Luís y Lorenzo, ¿a quién elegirá?

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