MARK WALHBERG, CONTRABANDISTA
En el 2008 una cinta pequeña con toques de thriller y de comedia negra, que venía de los países nórdicos, alcanzó una cierta notoriedad. Se trataba de Reykjavík Rotterdam, de Óscar Jónnasson.
Ahora, el que fuese su protagonista principal, Baltasar Kormákur, se ha hecho cargo de una nueva versión de la historia, Contraband, esta vez ambientada en Estados Unidos, en vez de en Islandia.
La trama sigue siendo la misma: un contrabandista que ya parecía redimido tiene que volver a delinquir por culpa de su cuñado, que tiene tratos con un peligroso personaje que pone en apuros incluso a su propia mujer.
En este caso, Mark Walhberg toma las riendas de la función, en un papel de delincuente que, a pesar de sus actos más que discutibles, se hace simpático al espectador -incluso se implica en las tareas de producción-. Le acompañan un sólido plantel de secundarios, entre los que destacan Kate Beckinsale (Underworld) en el rol de su mujer; Giovanni Ribisi (Avatar), como malo-malísimo; y Diego Luna, entre otros.
No hay sorpresas en el argumento, que pierde el humor característico de la película original en favor de la acción más adrenalínica. Desde el primer momento, la cinta funciona como un entretenido mecanismo de relojería, con trepidantes secuencias llenas de tensión, al más puro estilo hollywoodiense.
Por ello mismo, la recomendamos a todos aquellos que amen la acción sin fisuras, pues se trata de un sólido producto de impecable factura técnica y de muy entretenido visionado.
SONIA BARROSO.-
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