TRISTEZAS Y ALEGRÍAS EN EL DESCUBRIMIENTO DE LA VIDA

Stella, de Sylvie Verheyde trata del despertar a la edad adulta de una niña del mismo nombre en el París de finales de los 70. Esta chiquilla vive con sus padres, dueños de un bar, muy ambientado sobre todo por las noches, y sabe más de sexo, póquer y cosas de adultos que de asuntos relacionados con su edad. Su educación familiar choca con la del colegio de pago al que asiste, donde conoce a Gladys, una compañera, muy buena en sus estudios, que la hará amar la lectura y la introducirá en un mundo completamente desconocido para ella. En contraposición con Geneviève, su amiga de veranos en el norte de Francia, una niña con una familia un tanto desestructurada. 

No conviene saber mucho más sobre este retrato del paso de la infancia a la edad adulta, pues la niña transita por una variedad de estados y vive un sinfín de experiencias (sociales, educacionales, sexuales, sentimentales, etc) que la harán irse forjardo una personalidad de luchadora y superviviente, encontrando su lugar en el mundo.

Tanto las experiencias positivas como los contratiempos son explicados desde los ojos de Léora Bárbara, una actriz que encarna a la perfección los vaivenes diarios de Stella para tratar de buscar su hueco en la sociedad que la rodea y, por ende, en el mundo.  

La película habla de que no sólo la familia y el entorno social condiciona a la persona, sinó también las decisiones que uno va tomando, sean o no acertadas. 

En este sentido, es un magnífico relato de iniciación, que destaca por su manera de ser narrado y por el buen hacer de todo su reparto, Karole Rocher y Benjamin Biolay (los padres de Stella) e incluso el ya desaparecido, Guillaume Dépardieu, en el papel de un chico duro de barrio, pero entrañable al mismo tiempo. Una pequeña joya en las carteleras de esta semana. No os la perdáis.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Stella, de la infancia a la edad adulta.

Nota: La cinta se estrena este jueves 8 de septiembre.