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SALVANDO AL MUNDO SIN DESPEINARSE

SALVANDO AL MUNDO SIN DESPEINARSE

En tiempos de crisis, no sólo económica sinó también de valores surgen revulsivos para elevar el ánimo de la población.

Desde Hollywood proponen un "back to the basics" y sacan del baúl de los recuerdos a Capitán América. El encargado de dirigir tan mesiánica tarea es Joe Johnston, un profesional con experiencia en cine de acción y fantástico, pues suyas son Rocketeer, Jumanji y la tercera parte de Jurassic Park.

El actor quien se enfunda las mallas, repartiendo mamporros y sonrisas sin despeinarse para salvar no sólo América, sinó, también el mundo, es Chris Evans.

El film parece en toda regla una fidedigna adaptación del cómic de inicios de los ’40 (del siglo pasado, se entiende) a la gran pantalla. Las emociones mostradas en los caracteres son muy dualistas: los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. En este caso, la inocencia de una bondad desbordante sin mácula alguna es recompensada con la mayor de las glorias que ayudan a aliviar las penas del camino. Aunque este mensaje parece ligeramente demodé en los tiempos modernos, conjuga a la perfección con el resto de los elementos del film en la que se destaca una interesante ambientación del ambiente de Nueva York de los ’40.

Nuestro héroe no está solo, pues la bella Hayley Atwell es la sufrida enamorada: un romance con recuerdos de bigudí, Heno de Pravia y loción de afeitado Floïd.

La vuelta al mundo real la pone Samuel L. Jackson quien con su presencia consigue, de modo literal, entusiasmar y casi alborotar al respetable. Con él se anuncia que nuestro héroe es el primero de Los Vengadores.

Muy importante: quien se espere al final de los créditos tendrá una agradable sorpresa en este sentido...

DAVID PALOMAR.-

Pie de foto: Por tierra, mar o aire, Capitán América está dispuesto a todo.

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