AYUDAR A LOS DEMÁS PARA COMPRENDERSE A UNO MISMO
Dicen que los buenos sentimientos están pasados de moda, pero no hay nada más reconfortante que sentarte ante una pantalla y dejarse transportar por una historia que es como la vida misma, con personajes de carne y hueso, que viven, sienten y padecen como cada uno de nosotros.
Silencio de amor, de Philippe Claudel es una extraodinaria historia de un hombre ordinario (interpretado por un excelente Stafano Accorsi) que es profesor, padre de una adolescente en plena “edad del pavo”, hermano de su hermano que no quiere salir de casa hasta que Berlusconi caiga del poder y sobre todo, sigue enamorado del recuerdo de su difunta esposa.
Lo que sucede en la trama, mejor no saberlo, pues la gracia es dejarse llevar por el fluir de unos personajes entrañables, de unos diálogos chispeantes de comedia y tristes y trascendentes cuando han de serlo.
Nada sobra ni falta en esta historia de personas que intentan ayudar a los demás, sin ayudarse primero a sí mismas. Los actores están en comunión unos con otros en una de las sinfonías más bonitas que se han visto últimamente en la gran pantalla.
Una preciosa película para todos aquellos que aman salir del cine con una sonrisa y con la emoción a flor de piel.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: La película aborda las no siempre sencillas relaciones entre padres jóvenes e hijas adolescentes.
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