LO QUE EL PENTAGRAMA UNE...
Dicen que la música es el amor universal, así que si la música habla de amor...sobran las palabras. Pero hay lugar para los sentimientos, para los recuerdos, los anhelos y las esperanzas. En Chico y Rita se musicaliza el amor. Sus directores Trueba y Mariscal parten de la música más sensual en un entorno muy propicio a los idilios y, de la misma manera que no recurren a ritmos pegajosos, se obvian los flirts más olvidables.
La historia nace en La Habana de finales de los 40 y el entorno musical parte del folclore cubano y sigue con el jazz hasta confundirse el uno con el otro en una espiral de ritmo y sobretodo, sentimientos. El amor de los protagonistas es impulsivo, constante y descarnado.
Estos dos polos magnéticos que se atraen y repelen son Chico, un pianista que trata de abrirse un hueco en el competitivo mundo del show-business y Rita (¿quizás en homenaje a la Hayworth?), una bella mujer que finalmente ve en la música una vía para salir de su vida a 10 Pesos el encuentro.
Los dibujos de Mariscal son sencillamente espectaculares con un gran gusto por los detalles arquitectónicos, tanto de la ciudad como de los escenarios donde actúan. Sin olvidarse del vestuario, los coches y la animada vida nocturna...
Hay que olvidarse de animaciones tipo Pixar o Dreamworks para dejarse emocionar e iniciar un viaje en el tiempo de la mano de sus protagonistas y sentir la clave del latin jazz y el bolero, encandilarse con la más bella Habana y la más deslumbrante Nueva York y como dice la canción:"...pasarán más de mil años muchos mas yo no se si tenga amor la eternidad...".
SONIA BARROSO Y DAVID PALOMAR.-
Pie de foto: Sabor a ti.
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