PARÍS PALPITANTE
París, de Cédric Klaplisch -quien ya nos entusiasmara con Una casa de locos y su continuación, Las muñecas rusas- me ha vuelto a llenar, a divertir y, además, a emocionar, que no es poco. No es de extrañar que el film haya sido nominado a cuatro premios César, entre ellos, el de Mejor Película.
París tiene entre sus mayores virtudes un reparto coral absolutamente genial. Aparte de Juliette Binoche y Romain Duris, que siempre están bien, sobresale el personaje que interpreta Fabrice Luchini, que es espectacularmente "woodyalleniano".
A partir de que uno de los personajes principales sabe que se va a morir, se desdramatiza toda esta situación y la cinta se convierte en un canto a la ciudad y a sus ciudadanos: personas que viven su día a día lo mejor que pueden, trabajan, se divierten, sufren y lloran por las heridas del amor y del tiempo, que jamás se detiene.
El azar y el destino tienen papeles determinantes en el desarrollo de una trama que mezcla, sin complejos, personajes de distinta condición social para formar un mosaico muy particular de las emociones humanas en una ciudad que se palpita con todo ellos y se convierte en un personaje más: la Ciudad de la Luz.
SONIA BARROSO.-
0 comentarios