PERDER EL ALMA
Cold Souls, de Sophie Barthes, es una original propuesta, que gira entorno la idea de qué pasaría si las personas pudiésemos quitarnos y cambiar el alma para conseguir ser más felices, mejorar un nuestra vida o en nuestra profesión, etc.
El actor Paul Giamatti -que, de manera genial, se interpreta a sí mismo- se siente bloqueado y mal porque no es capaz de interpretar a Vania en la obra El tío Vania, de Anton Chéjov. Entonces lee que existe un lugar donde pueden extraer el alma y almacenarla en frío. Pero, una vez tomada la decisión, comienzan las complicaciones.
La historia es una curiosa mezcla de comedia ácida, drama existencialista y ciencia-ficción, que nos pone ante algunas de las cuestiones más complejas de la condición humana.
En la película, el alma se convierte en mercancía de cambio: se saca, se trafica con ella, se compra, etc. Así pues, en realidad, la película es una reflexión acerca de la insatisfacción que muchas veces vivimos en el mundo moderno y la necesidad de aceptarse uno tal cuál es con sus virtudes y sus defectos.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: Paul Giamatti con sus dudas existenciales antes de entrar a la máquina que le quitará el alma en Cold Souls.
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