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SITGES DA ENTRADA AL AMOR

SITGES DA ENTRADA AL AMOR

Extrañeza es lo que provoca que Timer, ópera prima de Jacqueline Schaeffer, vaya a la sección oficial de un Festival como Sitges. Sólo se entiende por el vuelco que este año se le ha querido dar al certamen con la entrada de comedias independientes americanas, como es el caso de Cold Souls o esta que ahora nos ocupa.

La historia es de lo más normalita, si no fuese por la entrada de un elemento de fantasía, que en este caso es una pulsera que se implanta en la muñeca y que permite conocer el día exacto en que una persona conocerá a su media naranja. Por ello, se evitan los falsos enamoramientos y las decepciones amorosas, pero, por otra parte, ¿dónde queda la magia y la frescura del proceso de enamorarse? Estos son los dilemas que plantea esta película, pequeña y de bajo presupuesto, con mucho sentido del humor y algunas gotitas de desencanto. Es cine de aquel que pasa bien y te deja una sonrisa en la boca.

EXPERIMENTOS GENÉTICOS

Mucho más oscuro y problemático es el tema que plantea Splice, la última y turbadora propuesta de Vicenzo Natali, que cuenta con Adrien Brody y Sarah Polley para explicar la historia de dos investigadores que crean un híbrido que nace y crece en poco tiempo. Pero, este nuevo ser no es lo que parece, sinó que adopta todo tipo de conductas depredadoras. Con este film Natali pretende poner sobre la palesta el polémico tema de la clonación de embriones a partir de células madre. Fuera de competición, dos propuestas radicalmente distintas, pero que comparten una muy particular factura visual: The Hurt Locker, de Katherine Bigelow y Valhalla Rising, de Nicolas Winding Refn, con Mads Mikkelsen como cabeza de cartel.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Oona (Emma Caulfield), deseperada por encontrar un amor verdadero, "con garantías", lo prueba con Mickey (John Patrick Amedori).

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