EL GÁNGSTER ADMIRADO
Enemigos Públicos, la última y esperadísima película del pope, Michael Mann, no supera las expectativas creadas. He de confesar que soy fan del director, me encantaron El Dilema -cuyo trazo de la historia y de los personajes sigue siendo insuperable- y Corrupción en Miami -con un trasfondo más trágico que el de la mítica serie de los 80 que el propio Mann se encargó de producir-.
¿Cuál es el fallo de Enemigos Públicos? No está en el casting: pues tanto Johnny Depp como el gángster asalta-bancos, John Dillinger, admirado como un héroe por la población americana sumida en la Gran Depresión; como Christian Bale en el papel del agente especial Melvin Purvis o Marion Cotillard como la novia del ladrón, Billie Frechette, está absolutamente espléndidos en sus papeles, así como el resto del cast, entre los que destacan unos recuperadísimos Billy Crudrup y Stephen Dorff.
El pulso de la relato es extraordinario al principio, en cuanto a intensidad e interés que suscita la trama pero, conforme ésta avanza, -especialmente después de la escena de la emboscada en el bosque-, la historia decae y de qué manera, en parte lastrada por su dilatado metraje -140 minutos resultan demasiados-. Ya no logra levantar el vuelo. Una auténtica lástima para una historia que prometía ser muy jugosa y que, finalmente, se queda a medias tintas.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: Johnny versus Johnny, un atracador de los años 30 tan atractivo como peligroso.
0 comentarios