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FÁBULA FUTURISTA DE BELLEZA EVOCADORA

FÁBULA FUTURISTA DE BELLEZA EVOCADORA

El futuro de la Humanidad. Dos mundos diferenciados (y aparentemente irreconciliables): el mundo superior -más rico y tecnificado- y el mundo inferior -menos desarrollado y tradicional-. Adán (Jim Sturgess), un joven del mundo inferior, soñador y lleno de creatividad conoce en su adolescencia a Edén (Kirsten Dunst), una hermosa chica del mundo superior. Un terrible accidente les separa. 10 años después, Adán es capaz de superar las leyes de la gravedad que le anclan a su mundo y decide irse a trabajar a la empresa Intermundo para encontrarla. 

Así pues, Un amor entre dos mundos, el debut en el largo de Juan Solanas, es una fábula fantástica y romántica, cuyo mayor acierto es su excelente diseño de producción y su capacidad para crear imágenes de gran belleza y poder visual, que perdurarán en la retina del espectador. 

A pesar de tener un planteamiento más que prometedor e ideas bastante atractivas, como las que hacen referencia al mundo del trabajo, a la diferencia de clases y de jerarquías sociales, la trama evoluciona a trompicones, con momentos bastante inspirados (e incluso algunos curiosos toques de humor, salvados por el buen hacer de Jim Sturgess y Timothy Spall) y otros en los que parece que las lagunas de un guión bastante irregular ni las escenas más visualmente impactantes e imaginativas son capaces de suplir estas carencias argumentales. 

Eso sí, aquellos espectadores románticos empedernidos encontrarán una bella historia de amor imposible, un Romeo y Julieta futuristas de lo más naif e inocente, pues los personajes, especialmente el de Adán, están llenos de candidez y encanto. Incluso los besos entre los protagonistas son de lo más surrealista y artístico. 

No obstante, la historia desaprovecha su potencial para hacer una crítica consistente sobre la diferencia de estratos sociales y las tensiones y conflictos laborales, pues, como hemos apuntado, el guión no da para mucho, no nos permite ni ahondar en los temas en los que tímidamente pasa de puntillas, y sólo son sus imágenes las que resultan hermosamente evocadoras. 

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Adán y Edén, destinados a amarse por encima de las leyes de la gravedad. 

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