SUPERFUMADO Y CAMALEÓNICO JAMES FRANCO
Rebelde, ecléctico, superfumado, villano, sufridor, científico...mil y una vidas parece haber vivido ya James Franco, polifacético artista californiano de 34 años y un montón de experiencias a sus espaldas. Doctorado en Literatura en Yale, imparte seminarios de cine en UCLA; mientras se dedica a la poesía, la pintura y la actuación. Es un camaleón con una carrera tan errática como interesante.
Le descubrimos en una TV movie en la piel de James Dean, su físico y su aire de rebeldía lo acercaban al mito. Tras el biopic llegaría, un año después, el papel que le lanzaría a la fama: Harry Osborn, el hijo del Duende Verde, amigo y al mismo tiempo, rival de Spiderman, bajo la batuta de Sam Raimi, un personaje que marcaría la trilogía del hombre araña.
Volvería a probar suerte en el biopic, en este caso, interpretando al novio de Sean Penn, Mi nombre es Harvey Milk, de Gus Van Sant; y en Howl, de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, donde encarnaría al poeta Allen Ginsberg, en un proyecto de lo más esperimental y artístico. También probó suerte en la comedia, de la mano de la troupe de Judd Appatow en Superfumados, en la que interpretaba a un desfasado camello y como extravagante príncipe de cuento en las locas aventuras medievales de Cabelleros, princesas y otras bestias.
Dos películas que cimentarían su prestigio como actor fueron la comercial y acertada, El origen del planeta de los simios, de Rupert Wyatt, y, aún más, en 127, de Danny Boyle, donde sufría (y de qué modo) en la historia real de un montañero que se veía en una situación muy comprometida.
Ahora nos llega por partida doble a las carteleras: de nuevo bajo las órdenes de su amigo Sam Raimi en Oz, un mundo de fantasía, como mago del cuento legendario, que podría bien ser la precuela de El mago de Oz y, esta semana, en Spring Breakers, de Harmony Korine, en una de las interpretaciones más atrevidas y auténticas de su carrera, una orgiástica película sobre el vacío existencial de las nuevas generaciones de jóvenes.
Amante del riesgo y de la radicalidad en su más diversas variantes, pronto le veremos en dos proyectos que exploran la sexualidad de maneras muy distintas, el documental Interior. Leather Back y el film Lovelace, el biopic de una estrella del porno, que le volverá a unir con los directores de Howl.
SONIA BARROSO.-
Pie de foto: James Franco, entre Ashley Benson y Vanessa Hudgens, en la alucinada Spring Breakers.
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