FÁBULA SOBRE LA PÉRDIDA DE LOS VALORES TRADICIONALES

L´illusioniste (El ilusionista), de Sylvain Chomet, no es una película de animación al uso. Partiendo de la base de un dibujo de trazo sencillo, la historia es una fábula sobre el desencanto y la nostalgia de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

El ilusionista del título es un mago que se ve abocado a actuar en teatros, siempre después de exitosos grupos de rock, que mueven masas, sus espectáculos por contra, atraen a muy pocos espectadores.

La historia, muy melancólica, destila aroma de pasado, pues todos los artistas que aparecen: magos, trapecistas, payasos se han convertido en "juguetes rotos e inservibles", pertenecen a la época del music hall y ya no hay salida ni esperanza para ellos. En este sentido, es un relato sobre la pérdida de los valores tradicionales en pos de una nueva era.

Además, la subtrama de amistad-amor entre el mago y una sirvienta, que se convierte en su mejor aliada, representa las ganas de la protagonista por convertirse en una mujer nueva, dejando atrás el pasado y mirando siempre hacia el porvenir.Poco a poco, se va despojando de sus zapatos y ropas antiguas para convertirse en una señorita a la moda.

No en vano, la historia refleja el espíritu de Jacques Tati, que es el guionista de esta historia, triste y melancólica, no apta para todos los espectadores, sinó sólo para aquellos que sepan apreciar la simplicidad y la belleza de las pequeñas cosas, que gusten de los espectáculos con aroma antiguo y que sientan que la modernidad ha traído consigo una devaluación en la vida de las personas.

Así como el ilusionista del título busca a su público, la película busca espectadores que sepan dar una oportunidad a una historia especial y diferente.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: El ilusionista en una actuación.