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SOMOS LA POLICIA

SOMOS LA POLICIA

David Ayer está especializado en películas sobre policías, suyos son los scripts de S.W.A.T. y Training Day, además de dirigir Los Dueños de la calle. En esta ocasión, se vuelve a poner tras las cámaras para realizar Sin tregua (End of watch), que podría ser la enésima revisión sobre el estamento policial, en parte sí que lo es, pero va un poco más allá, sobresaliendo por encima de la media de este tipo de producciones.

En primer lugar, por su realización nerviosa, cámara al hombro, para explicarnos, de manera subjetiva, el día a día de dos jóvenes policías de uno de los barrios más conflictivos del sur de Los Ángeles. Taylor (Jake Gyllenhaal) y Zavala (Michael Peña) son dos compañeros de patrulla que son mucho más que amigos, son como hermanos, que darían la vida el uno por el otro sin pensárselo. Sus simpáticas confidencias y jocosas conversaciones son de lo mejor, pues quizás sorprende en una buddy movie policia como ésta, encontrar estos diálogos llenos de complicidad y que suenen tan auténticos. Así como, merece la pena destacar la relación con sus parejas, interpretadas por Ana Hendrick y por Natalie Martínez, que son algo más que floreros, sinó que pasan a ser, piezas claves en la vida de estos dos hombres de la ley, interpretados de manera muy convincente por Gyllenhaal y Peña, cuya labor le ha reportado una nominación como mejor actor secundario en los Independent Spirit Awards. 

Asimismo, la trama recorre la cotidianidad del trabajo policial por los barrios más chungos de L.A., en los cuáles los chicanos han substituido a los afroamericanos como los amos del cotarro y donde el tráfico de personas humanas y el trapicheo de drogas y armas está a la orden del día. En una de las múltiples redadas, se verán envueltos en una espiral de violencia de la que difícilmente podrán escapar...

Cuando uno se acostumbra a la rápida y subjetiva realización y se adentra en la historia, el espectador se ve atrapado en la tensión dramática, en la acción pura y dura -sin escatimar escenas de bastante crudeza, algo macabras y de un impacto visual que el espectador no se espera-. En este "drama-bromance" policial, uno acaba por sentirse identificado con sus protagonistas y comprendiendo que, aunque a veces se lo tomen a broma, su labor es más dura y necesaria de lo que podría parecer desde fuera. 

En definitiva, una cinta trepidante y adenalínica, salpicada por toques de comedia y de drama brutal, donde podemos pasar de la sonrisa a quedársenos congelado el semblante. Con vocación comercial, quizás no sea el nuevo Training Day, pero es bastante recomendable por la implicación que el espectador toma con la historia y sus protagonistas.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Taylor y Zavala en uno de sus múltiples registros policiales.

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