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AMISTAD, AMOR Y TRAICIÓN A LA FRANCESA

AMISTAD, AMOR Y TRAICIÓN A LA FRANCESA

El cine francés que nos está llegando recientemente a las carteleras tiene un denominador común: sentar alrededor de una mesa con motivo de algún tipo de celebración estival a una variopinta selección de personajes, que se autodefinen como amigos, pero que después resulta que igual no lo son tanto. Este era el caso de la celebrada Pequeñas mentiras sin importancia, de Guillaume Canet.

Cena de amigos, de Danièle Thompson, que se estrena este viernes día 1 de julio, también nos presenta una situación similar: la reunión de varias parejas de amigos, algunos solteros, otros casados, más o menos felices que intentan, a veces sin ganas, mostrar sus mejores caras y sus mejores sonrisas ante los demás.

El film pues, nos habla de la hipocresía de las relaciones amistosas e incluso trata muy abiertamente el tema de la infidelidad, como algo natural. Otro tema que pone sobre la mesa es el de las relaciones entre una  parejas de diferente edad: hombre mayor y chica más joven. 

Aunque lo más logrado del film sea, paradoxalmente, el que en menor medida se trata: el reconocimiento que cualquier tiempo pasado fue mejor, en la charla que tienen sus dos personajes más veteranos (estupendos Pierre Arditi y Patrick Chasnais, lástima que sus papeles no tengan más presencia en el relato), que casualmente, aunque sean de una edad similar, van a ser suegro y yerno. 

La película no es un drama ni una comedia, aunque abundan situaciones en ambos sentidos y hemos de decir que, desde nuestro punto de vista, la maquinaria no funciona de manera tan precisa como en Pequeñas mentiras sin importancia. 

Así pues, el film aporta elementos para el entretenimiento y la reflexión y se deja ver sin nigún problema. Aunque aún no sabemos cómo le afectará el hecho de que coincida en cartelera con el mencionado film de Guillaume Canet. Pues, a menudo, como sucede con las amistades, las comparaciones son odiosas. 

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Marina Foïs, Patrick Bruel, Karin Viard y Christopher Thompson, algunos de los amigos de esta cena tan peculiar.

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