MÁS GOLPES DA LA VIDA
La nueva propuesta del ecléctico director Darren Aronofsky, El luchador, es toda una declaración de intenciones al contar con Mickey Rourke como protagonista. Nota: ya le han quitado el título de mejor descarriado corregido a Robert Downey Jr.. fin de nota.
El malavaneturado Rourke encarna, nunca mejor dicho, a una persona que ha pasado de las limusinas a las camionetas oxidadas, del glamour de las bellezas mediáticas a la sordidez de encuentros fugaces, pero nunca ha dejado de contar, en mayor o menor modo del cariño y respeto de competidores y aduladores.
Es la historia de un ser solitario, a un resbaladizo paso de la marginalidad, de un ser que no sabe rectificar de los dolorosos errores que conllevan el vivir una vida al límite porque el único afecto que realmente valora es el que le acabará llevando a la gloria eterna...
Como complemento a la estampa del moderno gladiador, está la ochentera meretriz quien, interpretada por Marisa Tomei, digna competidora de Penélope, a la par que tarjeta de presentación de su cirujano plástico.
La cinta es amable con el mundo del wrestling, aunque acusa un cierto aire de documental al estilo “dogma” para acabar con una filmación más convencional una vez ya se centra en las desventuras de este entregado luchador.
DAVID PALOMAR.-
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