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SUERTE, AMOR Y DESTINO

SUERTE, AMOR Y DESTINO

Slumdog Millionaire, de Danny Boyle se ha convertido en uno de los fenómenos cinematográficos del año. El secreto de su éxito se debe a una historia donde el amor, el dinero, la suerte y la supervivencia se dan la mano, a veces más alegre y otras más amargamente.

Contada en tres tiempos distintos, iremos acompañando al joven protagonista Jamal -un muy creíble Dev Patel- por su periplo vital en Bombay, una de las ciudades más superpobladas del planeta.

Sin querer desvelar mucho de la trama diremos que todas las respuestas a las preguntas que le formulan en el concurso que participa ¿Quién quiere se millonario? tienen su correspondencia con la mayoría de experiencias vitales que marcan a Jamal, a su hermano Salim y a su amiga y amor de su vida, Latika. Los tres tienen que aprender a sobrevivir cuando la infancia les es arrebatada y se les modifica el trascurso natural de sus vidas en un suburbio de la ciudad.

Bombay, con sus miserias y si opulencia, sus zonas turísticas -memorables las escenas del Taj Majal- y su delincuencia, se presenta a nuestros ojos como una ciudad donde todo es posible, gracias a la vibrante narración y puesta en escena del director, que filmó con cámaras digitales el constante devenir y caos de esta urbe.

La película lleva implícito el mensaje de que, a pesar de todo, el destino es el que marca la existencia y éste está previamente escrito.

Aunque a ratos pueda parecer dura o descarnada, en la cinta hay momentos para la sonrisa. Además, el final compensa sobradamente muchos de sus sinsabores. Merece la pena quedarse hasta los títulos de crédito, pues contienen un homenaje al cine de Bollywood.

Así pues, estamos ante una propuesta efectiva y efectista, que pretende remover las conciencias y sacar a flor de piel las emociones de los espectadores.

SONIA BARROSO.-

Pie de foto: Lo que sucede cuando se mezcla ¿Quién quiere ser millonario? y las danzas de Bollywood.

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