MEJOR JUNTOS Y UNIDOS
La película no es una comedia, o al menos, no en su fondo. Sus cuatro personajes principales viven amargados, a la deriva. Por un lado Camille (Audrey Tatou) una limpiadora del turno de noche, solitaria y soñadora que se refugia en sus dibujos al carboncillo.
Por otro, Philibert (Laurent Stocker), un hombre con ademanes de otra época, de familia aristocrática que padece un tartamudez que le impide dedicarse al teatro y que vive vendiendo postales en la tienda de un museo.
Su compañero de piso, Franck (Guillaume Canet, recuperable en la deliciosa y surrealista comedia Quiéreme si te atreves junto a Marion Cotilland), no parece tener muy buena suerte. Frank trabaja como cocinero en jornadas de 14 horas y con el tiempo libre dedicado a visitar a su abuela enferma (Françoise Bertin). Tiene mal carácter y se desfoga fumando, escuchando música a todo trapo y buscándose compañía esporádica femenina.
La abuela, algo obstinada pero también entrañable, es una de los artífices de la transformación de estos cuatro personajes. Estos se dan cuenta que no pueden vivir sus problemas en soledad, sinó que es con la amistad y el cariño de los demás que conseguirán salir adelante y cumplir sus sueños.
Los cuatro actores están impresionantes, la historia es una hermosa fábula bien contada y llena de buenas intenciones...¿Se puede pedir más?Bueno, quizás le pondría un pero a su demasiado bonito y perfecto final, teniendo en cuenta las desgracias y amarguras que salpican las vidas de estos personajes. Aunque la película es una joya llena de encanto y sensibilidad y que seguro que pondrá a los espectadores una nota de optimismo a la salida de la proyección.
SONIA BARROSO.-
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