NIGHTMARE IN MY MIND
Terry, (Colin Farrell) es un mecánico que se gasta el dinero en timbas de póker y en apuestas de carreras de galgos para llevar una vida decente junto a su novia. Su hermano Ian (Ewan McGregor), es un joven que quiere mejorar de posición social y sueña que las inversiones en negocios hoteleros, le salgan redondas.
Ambos tienen en común la necesidad de conseguir una importante suma de dinero en su afán de alcanzar sus sueños de una nueva vida.
Su tío Howard (interpretado por Tom Wilkinson) es una especie de Tío Gilito, un hombre hecho a sí mismo que ha amasado una fortuna gracias a un negocio de cirugía estética. Los dos hermanos ven en éste, una especie de salvador, el prestamista ideal que les solucionará todos sus problemas.
Pero su pesadilla comienza cuando Howard les pide una difícil moneda de cambio: que maten a un ex-socio que se está convirtiendo en un estorbo en una memorable escena de los tres en un parque de Londres refugiados bajo unos chopos para evitar la lluvia.
Allen nos propone cómo reaccionar ante un dilema de alta densidad moral. Para ello se sirve de varios referentes del cine de suspense, desde Hitchcock hasta Patricia Highsmith, ver esa secuencia final en el barco con reminiscencias a A pleno sol y a su remake El talento de Mr. Ripley, que dicho sea de paso, es de lo más inesperado en la poco elaborada resolución de la trama.
Cassandra's dream, adolece de una cierta repetición de situaciones ya exploradas anteriormente. No es su mejor película, pero cuenta entre sus atractivos, en el tándem protagonista, los siempre morbosos Colin Farrell y Ewan McGregor, así como el descubrimiento de la bella Haley Atwell. Seguro que habría ganado con otro final más trabajado. Veremos lo que nos depara Vicky Cristina Barcelona, la última (y esperadísima) cinta del cineasta, ¿elevará el listón?.
SONIA BARROSO.-
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