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UNA BARCELONA SUBTERRÁNEA E INHÓSPITA

UNA BARCELONA SUBTERRÁNEA E INHÓSPITA

Los hermanos Álex y David Pastor parecen repetir la fórmula que tan buen resultado le dio en Infectados para plantear un escenario apocalíptico, de muerte y destrucción. En Los últimos días no se trata de un virus que se extiende como una pandemia a nivel global, sinó una extraña epidemia de agoraforbia. Los habitantes sólo se sienten seguros en el interior de los edificios. Si salen, les espera una muerte segura. Dos trabajadores de la misma empresa, Marc, un informático "quemado" (Quim Gutiérrez) y Enrique, un despótico jefe de recursos humanos (José Coronado), tendrán que aliarse en estas circunstancias extremas para ir a buscar a sus seres queridos.

Bajo esta premisa se nos presenta una Barcelona subterránea, inhóspita y apocalíptica, donde los túneles y las estaciones del metro, así como las alcantarillas se convierten en refugio de todo tipo de personas, la mayoría buscando sobrevivir bajo cualquier método, con cualquier herramienta -una literna, un GPS y una antorcha pueden ser los bienes más preciados- para tratar de sobrevivir en un entorno claramente hostil.

La película, anclada en el 2012, se nos presenta en dos tiempos: el presente y el pasado de hace tres meses (en flahbacks), en el que conocemos a Marc y a su novia Julia (una luminosa Marta Etura), sus problemas, sus anhelos y su relación, así como las dificultades de Marc en su entorno laboral. Estos dos tiempos encierran dos estéticas claramente diferenciadas. Cuando aparece el recuerdo de Júlia se nos ofrecen imágenes de gran poesía visual, que inevitablemente nos recordaron a las películas de Terrence Malick, como El árbol de la vida. Mientras que el presente es oscuro y amenazador, como en The Road, de John Hillcoat, aunque aquí no son un padre y un hijo los que luchan juntos, sinó un empleado y su jefe de RRHH, quienes tuvieron una relación laboral marcada por las circunstancias difíciles del entorno empresarial actual y que ahora se ven obligados a permanecer juntos para sobrevivir. Todo ello, al compás de la intensa y épica partitura del cada vez más consolidado Fernando Velázquez.

De una road movie de túneles y alcantarillas hasta una cinta de aventuras a la antigua usanza o un drama laboral y familiar, Los últimos días combina hábilmente sus elementos en una cinta atractiva, aunque no redonda (pues hay muchas licencias y elementos de una cierta incoherencia que no vamos a explicar para no revelar más detalles al espectador). No obstante, merece la pena que el público descubra que cada vez más en el cine español hay talento suficiente para hacer una película de género notable, que busca tanto entretener como emocionar a la par que hacer reflexionar, pues la escasez de medios y la búsqueda de recursos naturales podría tener lugar en un planeta cada vez más abocado a la autodestrucción. No os desesperéis, pues la película encierra un mensaje ecológico y esperanzador: la salvación en esta Humanidad es posible.

SONIA BARROSO.-

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