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MAS ALLÁ DEL ARCO IRIS

Australia de Baz Luhrmann, ha sido concebida como un gran espectáculo cinematográfico, con la pretensión de crear un antes y un después.

Recuperando el clasicismo de las grandes superproducciones de antes de la era digital y con guiños al musical “El Mago de Oz”, cumple con el propósito de entretener y conmover, a partes iguales a pesar de su dilatado -pero nada pesado- metraje.

Hay un personaje que no aparece en los créditos, pero si en el título: Es el de un país con tamaño y alma de continente en las antípodas, donde blancos, negros o mestizos aborígenes sufren y aman bajo un mismo sol. Esto es lo que sucede a los protagonistas, Lady Sarah Ashley (interpretada por Nicole Kidman en su segunda colaboración con el director tras Moulin Rouge) y Hugh Jackman, como Drover un vaquero curtido en toda clase de lides. Ambos evolucionan desde la repulsión a la atracción amorosa más irresistible (¿que dirá la mujer de Jackman, por otra parte, mejor amiga de la Kidman?).

La cinta aúna una gran variedad de géneros, desde la comedia  de “guerra de sexos”, a las películas de aventuras, pasando por el Western, el melodrama, el cine bélico o el realismo mágico. Resultando naturales y no forzadas, las transiciones de unos a otros.

 

Por otra parte, Australia trata de expiar a través del personaje del niño mestizo Nullah, quien es además el contador del relato, los pecados cometidos contra la población aborígen.

 

Así pues, la película contentará a todos los amantes de la historia “bigger than life”.

SONIA BARROSO.-

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