NO MOLESTARÁS AL VECINO DE AL LADO
Disturbia tiene como protagonista a un muchacho adolescente (Shia LaBeouf) un año después del trágico accidente que sufre yendo junto a su padre, se encara a un profesor y es confinado a estar en su casa en una especie de arresto domiciliario. Lleva en el tobillo un aparato, un dispositivo que conecta con la policía si éste sobrepasa los límites de su casa.
En La ventana indiscreta, James Stewart era un fotógrafo maduro obligado a guardar reposo por una rotura de pierna.
El chico empieza a espiar por la ventana a los vecinos de su urbanización con la ayuda de unos prismáticos en diferentes ángulos de visión que vienen dados porque van cambiando de estancia dependiendo si qyuere espiar a un vecino o a otro. El motivo de esta “inocente distracción” es porque su madre le ha cortado la conexión de su Xbox, televisión y no tiene aparatos para distraerse...
El fotógrafo se convierte en “voyeur” por deformación profesional. Siempre sentado al lado de la ventana que da al patio interior de una isla de casas. Espía básicamente a cada uno de los pisos de enfrente desde un único ángulo de visión y a menudo con la ayuda del teleobjetivo de su cámara de fotos.
Gracias a esta actividad, conocerá a Ashley, una hermosa vecinita adolescente (Sarah Roemer) que se convertirá en una de sus cómplices para indagar sobre un vecino muy sospechoso.
Grace Kelly es su novia ya una bonita modelo que al principio detesta profundamente que él haga más caso a los vecinos que a ella.
El asesino en Disturbia, David Morse, tiene relación con la madre de la víctima y con el chico, pero sobre todo a partir de que descubre que el chaval tiene una cierta predilección por meter las narices en las casas ajenas.
El asesino de La ventana indiscreta, Raymond Burr, no tiene relación ninguna con el fotógrafo, es más, ni siquiera sospecha que le están vigilando hasta muy avanzada la trama.
Los cómplices del chico, son Ashley, la vecina que le ha robado el corazón y Ronnie, un graciosillo coreano, compañero del instituto quien es el que se la juega entrando a espiar al garaje del asesino (eso sí, porque se descuidó el móvil al registrar su coche anteriormente).
Los cómplices de James Stewart son su novia y su fisoterapeuta, una vieja gruñona con un humor muy irónico. Aunque en esta cinta la que se juega el tipo trepando por el edificio y entrando en casa del asesino es la chica (¡y el mérito que tiene que hacerlo con tacones!).
Las tecnologías con las que mantienen comunicados a los tres intrépidos adolescentes (móvil, ordenador y cámara de vídeo) mientras que espían, siguen y acechan al asesino. Mientras que en la película de Hitchcock, los personajes se comunican mediante gestos desde la lejanía y el flash de la cámara es su único aviso ante el peligro de la llegada inminente del asesino.
Disturbia es un amalagama de géneros. Comienza como un drama (en la secuencia inicial), continúa como una comedia “teenager” con un humor muy de “sal gorda” y termina con una incursión en el más puro “thriller” con un angustioso clímax final de las andanzas del jóven en “la casa de los horrores”, con guiños a CSI, Los ríos de color púrpura y las atmósferas malsanas de las películas de “psicho-killers”.
La ventana indiscreta, es mucho más psicológica que física, juega más con el suspense que con los golpes de efecto y su humor es muchísimo más elegante y sutil.
Así pues, ambas películas llevan implícito el mismo mensaje: todo asesino es vecino de alguien y es mejor no molestarle, sino se quiere sufrir las consecuencias de su paranoia.
SONIA BARROSO.-
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