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LOS SUEÑOS NO TIENEN EDAD

Las chicas de la lencería de la realizadora suiza Bettina Oberli ofrece mucho más de lo que parece por su nombre. Las chicas del título son cuatro amigas de la tercera edad que viven en un pueblecito de Suiza, cerrado, conservador, anclado a las tradiciones.

Por ello, el día que Martha (espléndida Stephanie Glasser, a sus 87 primaveras) decide abrir una boutique de ropa interior femenina, movida por un sueño de juventud que se vio truncado, los lugareños harán todo por humillarla y darle la espalda.

Pero la cinta habla mucho más que de sueños que se pueden cumplir a cualquier edad. También pone sobre la mesa en tono de comedia costumbrista con gotitas amargas, otros temas como la carga que suponen los mayores para sus hijos, cuando estos abuelos ya no pueden valerse con autonomía. Además, muestra la hipocresía de aquellos que más tienen para esconder, que luego son los que más critican y condenan (representado en la figura del párroco, el hijo de Martha). 

Asimismo, la película expone sin tapujos, el tema del amor y sexo en la tercera edad, cuestión espinosa y tabú en nuestras puritanas sociedades.

Estamos pues, ante un film humano, optimista y feminista (en el mejor sentido del término) aunque sean los personajes masculinos los que, mezquinos, egoistas y crueles, salgan peor parados. La alegría y la pasión por la vida son el leit-motiv del film. Alegría que todos tendríamos que aplicar en nuestra cotidianidad para ser más felices.

SONIA BARROSO.-

 

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