RETRATO DE UNA POSTGUERRA INTERRUMPIDA
Entre la denuncia y el lirismo se sitúa la propuesta de la iraní Hana Makhmalbaf Buda explotó por vergüenza. Rodada en Afganistán con actores noveles, no sólo en lo relativo a la experiencia cinematográfica, sino a la experiencia en la vida, es un melancólico retrato de una cotidaneidad de una sociedad lejana en lo geográfico y en lo cultural pero cercano en lo humano.
Víctimas inocentes de algo llamado geopolítica, a la par tan etérea como letal, los personajes desarrollan una cotidaneidad viva e ilusionada que no se deja truncar con una realidad llena de carencias materiales pero deseosa de cumplir sueños.
La sabia combinación de sencillos y sutiles elementos de Hana (¿y su cinematográfica familia?) hace que visualmente, sea una buena historia. A ello cabría sumar algunas licencias de corte cuasi-onírico que más que confundir al personal, le invitan a creer que es mejor justificar lo injustificable que pararse a pensar por qué pasa lo que pasa...
DAVID PALOMAR.-
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