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EL CORAZÓN ENTIENDE DE RAZONES QUE LA RAZÓN NO ENTIENDE

El juego del amor de Robert Benton es una propuesta cinematográfica diferente. En primer lugar, por la delicadeza con la que trata ese sentimiento que a todos los seres humanos nos afecta, a veces nos levanta y otras nos rompe el alma: el amor.


A través de un personaje que es testigo e hilo conductor de la historia, Harry (interpretado magistralemente por Morgan Freeman), asistimos al “deambular amoroso” de varios personajes. Por un lado, de su amigo Bradley (Greg Kinnear), dueño de una cafetería, que no parece tener mucha suerte en el amor, entrega mucho pero no recibe lo que se merece. Por otro lado, el de una pareja joven de camareros, Oscar y Chloe, cuyo enamoramiento les lleva a desafiar la muerte y al destino...


A través de sus ojos, la película desnuda física y emocionalmente a estos seres para explorar los recovecos del amor. Desde el enamoramiento a las decepciones y rupturas, asistimos a las alegrías y dificultades de unos seres vulnerables que sufren y gozan por amor.


La cinta deja un poso en el espectador, le obliga a enfrentarse con su propio yo emocional, dejándole, eso sí, un sabor agridulce... Aunque con la certeza de que es siempre mejor haberse arriesgado y “saltado al vacío” con los ojos bien abiertos en los senderos del amor.

SONIA BARROSO.-

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